Mujeres. ¿Quién se encarga de las mujeres viudas por culpa del crimen organizado?, es lo que cuestiona el estudio realizado por el CIAMEG para la Comisión de Equidad de Género en el Congreso de la Unión.
Las muertes violentas de mujeres con presunción de homicidio en Durango ha crecido casi en un 400 por ciento en los últimos cuatro años, pasando de nueve casos en el 2007 a 55 en el 2011, señaló María de los Ángeles Corte Ríos, directora del Centro de Estudios para el adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (CEAMEG).
La investigadora agrega que pocos han medido el efecto que en las mujeres está dejando el crimen organizado.
"El homicidio violento de mujeres siempre ha existido", señaló, la diferencia radica en que en la última década se ha identificado el problema y las muertes se cuentan, aunque agregó que el número de muertes violentas en mujeres se ha cuadruplicado en algunos estados, entre ellos Durango.
Sin embargo, comentó que en estos momentos existe otro fenómeno que las autoridades no están tomando en cuenta.
Se trata, dice Corte Ríos, de las mujeres víctimas de la guerra contra el narcotráfico, "no es sólo de las que han asesinado por verse involucradas, sino de las que se han quedado al mando de una familia porque les han matado a su pareja".
En muchas comunidades estas mujeres son rechazadas por la sociedad tan sólo por la actividad de su cónyuge, en otros lugares no son rechazadas pero se quedan sin sostén familiar y tienen que "hacer de todo" para sacar adelante a su familia.
En otros casos, cuando el marido o su pareja es detenida, es obligada a transportar droga o introducirla de alguna manera a los penales "las obligan a entrarle al negocio y la mayoría de las ocasiones terminan en la cárcel".
"Pero no existe ningún estudio oficial, ni diagnóstico de cuántas mujeres han sido víctimas de esta violencia en México, sólo se cuentan las asesinadas, pero no las que se ven forzadas a asumir el mando familiar", dice.
Esta guerra contra el narcotráfico ha dejado en el país alrededor de 50 mil muertes, "¿quién se queda al frente de las familias de estos muertos?", cuestiona.
Tampoco nadie se ha encargado de llevar un seguimiento de estas mujeres y sus familias y ese será un problema en los próximos años, dice Corte Díaz.
