El cardenal Norberto Rivera Carrera sostuvo que "la Iglesia ve con horror la perversidad, la corrupción y la muerte de tantos inocentes" en manos de aquellos criminales que actúan como anticristos en un país donde la maldad parece haber llegado para no irse jamás.
"Se vive una gran violencia ejercida por desalmados que no tienen por padre a Dios, sino al maligno y al mentiroso. Matan, secuestran, extorsionan, roban y destruyen la salud de millones de jóvenes", dijo Rivera, quien subrayó sus críticas a la delincuencia integrada por personas que se oponen a Cristo y a su Evangelio.
Rivera Carrera encabezó la mañana de ayer jueves en la catedral de la Ciudad de México la misa crismal en la que además de bendecir los santos óleos, rindió homenaje a los sacerdotes hoy en su día y les pidió ser heraldos y misioneros de Dios, del perdón, la misericordia, la paz y la reconciliación.
Les recordó que la importancia ante estos tiempos de violencia es consolidar más que siempre los sacramentos a los que sufren sintiendo como propio el dolor de las víctimas y les dijo que deben contribuir a transformar el corazón dañado por el pecado y el egoísmo de muchos.
El cardenal, quien por la tarde efectuó el llamado lavatorio de pies a 12 hombres de la comunidad y seminaristas, recordando un acto similar que hizo Jesús con los apóstoles, consideró que México parece haberse adentrado en el misterio de la inequidad, en el reino de las tinieblas, cuyo fruto de corrupción, perversidad y muerte, está a la vista.
Ante esto, pidió a los fieles seguir el camino de Cristo y recordar el mensaje de fe y esperanza que dejó el Papa Benedicto XVI durante su reciente visita a Guanajuato.
"Debemos vivir con esperanza, pues el mal, pese a su destrucción y la publicidad aparatosa, no tiene la última palabra. La última palabra la tiene el amor, el perdón, la reconciliación, el poder del redentor que con su pasión cruenta, su ignominiosa muerte en la cruz y su gloriosa resurrección ha vencido todo odio y violencia".
Esta última, insistió, no ha surgido de la nada, pues su raíz está en el pecado de la injusticia social que mantiene en la pobreza a la mitad del país y surge también de la corrupción de autoridades inmorales que fueron y siguen siendo cómplices del crimen que debieron combatir y no lo hicieron.
La violencia que padece nuestra patria, continuó, tiene su causa en el desmoronamiento de los valores cristianos y morales, así como en el socavamiento de toda ética. "No es más que libertinaje y egoísmo en una sociedad que ha perdido su alma y justicia. Y el mal, ha puesto como Dios al dinero y como fin la consecución del placer sin límites.
"Para conseguir esos falsos paraísos a la gente no le importa matar, corromper y pervertir. Lo hace sin ningún escrúpulo, sin respetar las leyes humanas tan lastimadas por la impunidad y la corrupción", expresó Rivera Carrera ante decenas de sacerdotes y cientos de fieles en la Catedral.
Ahí, por la tarde, se celebró la misa de la Cena del Señor, en donde se efectuó el lavatorio de los pies por parte de Norberto Rivera. Al finalizar se realizó la hora santa ante el Monumento Eucarístico y posteriormente la Visita de las Siete Casas.
