Con la ilusión de conseguir el campeonato. (Jam Media)
Luego de que en el Invierno 1997 obtuvo su último título, Cruz Azul está a sólo 17 fechas de presentarse ante la sociedad como flamante quinceañero sin ser monarca, pues con su nuevo director técnico Guillermo Vázquez y los refuerzos extranjeros, el delantero argentino Mariano Pavone y el zaguero colombiano Luis Amaranto Perea, así como el mediocampista mexicano Pablo Barrera, La Máquina sigue en plena reconstrucción.
La música de vals ya sonó al fin en La Noria y con ella salieron bailando varios jugadores y directivos, entre ellos el técnico Enrique Meza, uno de los chambelanes principales en esta sequía de títulos junto con el resto de entrenadores que prometieron mucho, pero no hicieron nada por obtener esa tan anhelada estrella que se le ha negado al equipo celeste.
Ahora con Memo la cosa pinta diferente, pero no para dar resultados inmediatos, sino para reconstruir y ajustar a mediano plazo una Máquina desbielada y desmantelada inmisericordemente por directivos, agentes de jugadores y malas decisiones de su presidente Guillermo Álvarez Cuevas, quien ha pecado de inocente al dejarse sacar el billete de manera descarada e impune tanto en el equipo como en la cooperativa.
Como sea, Cruz Azul llega al Apertura 2012 con un rostro diferente para encarar el compromiso de trascender sus limitaciones y ganar, por fin, el título del futbol mexicano, aunque el maquillaje, el vestido color pastel, los músicos, la iglesia, todo, ya está preparado para el gran evento de sus 15 primaveras sin probar las mieles del éxito.
Tras seis torneos bajo el mando de Enrique Meza, en los cuales disputó sin éxito dos finales y no clasificó a la Liguilla en otro par de ocasiones, la última en el torneo pasado, la directiva decidió al fin sacar la escoba y echar al “Ojitos”, a su auxiliar e hijo Enrique Meza Júnior y al preparador físico Daniel Ipata, aunque de paso se llevaron de manera inexplicable a uno de sus goleadores históricos y campeón goleador, el argentino Emanuel Villa.
Junto con El Tito también recogieron sus cosas y se fueron Manuel Mariaca, defensa que debutó con los azules el torneo pasado y ahora fue pasado a Lobos BUAP; el delantero colombiano Edixon Perea y el defensa chileno Waldo Ponce.
Billy abrió la chequera y apuntaló la columna vertebral del equipo con Perea en la retaguardia, “El Dinamita” Barrera por las bandas y “El Tanque” Pavone en la delantera, pero ni así... Los tres llegaron algo tarde y requerirán un periodo más amplio de adaptación, además de que deberán primero entenderse con sus compañeros.
Como sea y sin tratar de ser pesimista, pero sí, a Cruz Azul le espera un torneo muy, pero muy complicado en el que dependerá única y exclusivamente de cómo reaccionan sus refuerzos, así como en la estrategia del buen Memo, en quien se tienen amplias esperanzas de que él sí traiga la varita mágica que saque a La Máquina del profundo hoyo en el que se encuentra.