Cuando la fe permite seguir adelante
Por: Julieta Méndez
A sus 69 años, Domingo Martínez Bueno salió de su casa en la Colonia el Retiro acompañado únicamente por su sombrero con la ilusión de ver al Santo Padre.
Sorpresivamente encontró lugar en la banqueta del Adolfo López Mateos y desde ahí esperó el paso del Papamóvil.
A diferencia de los grupos juveniles y las familias que se reunían con comida, agua y porras para matar el tiempo de la espera, el señor Domingo únicamente veía pasar coches y lentamente los minutos hacía la noche.
La razón, desde hace tres años vive solo dedicado enteramente a su trabajo como peluquero.
“Me vine solo porque no tengo a nadie más que a mi sombrero. No tengo hijos, no tengo esposa, no tengo padres, Dios así lo quiso. Mi esposa ya falleció hace tres años y no tuvimos hijos”.
Juana Morales perdió la vida a causa de la diabetes a 4 días de que celebrara 31 años de matrimonio con Domingo.
“Aquí nunca había venido Don Papa y no tuvo la oportunidad de verlo, los dos creíamos en el señor, nos casamos a la iglesia, vivimos bien el tiempo que Dios nos permitió y todos los días en cuanto abro los ojos me acuerdo de ella”.
“Rezo un padre nuestro y un Ave María por las ánimas del purgatorio, por ella, por mis papás, mis hermanos y mis amigos”.
Juana originaria de Irapuato y Domingo proveniente de la comunidad de Nuevo Valle de Moreno en León, se casaron el 8 de Enero de 1978, y tras varios meses de la lucha contra la diabetes, su esposa falleció el 4 de enero del 2009 a los 72 años.
Luego de tres años la soledad no invade a Domingo. Día a día sigue en pie de guerra trabajando para poder comer y hoy agradece a Dios poder estar cerca del Papa Benedicto XVI.
“Dios nuestro señor nos da licencia de muchas cosas y si no lo hacemos, es porque no queremos. Este señor Papa es el representante de dios en la tierra y hoy nos da permiso de conocerlo, por eso hicimos el esfuerzo”.
“Venimos a pedirle a Dios que nos cuide, nos socorra y nos libre de tanta violencia que se vive hoy en el país”.