Jueves Santo. El Papa encabezó la celebración en Roma.
El Papa Benedicto XVI denunció ayer a los sacerdotes que cuestionan el celibato y promueven la ordenación de mujeres y dijo que, al favorecer ambas posturas, los clérigos cuestionan la autoridad de la Iglesia.
En la misa del Santo Crisma, durante la cual los sacerdotes renuevan sus votos, el Pontífice hizo una referencia a un grupo de clérigos austriacos que convocaron a la desobediencia para abogar por el fin del celibato y permitir a las mujeres acceder al sacerdocio.
Benedicto XVI dijo que el grupo busca "ignorar decisiones definitivas del Magisterio de la Iglesia" y afirmó que sólo busca "un esfuerzo desesperado".
"¿Es realmente la desobediencia la forma de lograrlo?", cuestionó el Pontífice.
"Quisiéramos creer que los autores de esta convocatoria están motivados por el amor a la Iglesia y están convencidos de que la lentitud de las instituciones debe ser superada con cambios dramáticos", dijo.
Sin embargo, el Papa hizo énfasis en la necesidad de la "obediencia" para hacer "la voluntad de Dios y no el capricho humano".
La homilía del Papa circuló rápidamente alrededor del mundo. El sacerdote austriaco Helmut Schueller, promotor de la iniciativa contra el celibato, dijo que el mensaje del Papa no les prohíbe continuar su campaña, sino que solamente cuestionó el método de la disidencia.