El carácter de Preferente que tiene la iniciativa presentada al Congreso por el presidente Calderón, para una nueva Ley Federal de Trabajo, hace muy probable que, por fin, sea aprobada la reforma que desde hace mucho tiempo está pendiente, y que no corra la misma suerte de las anteriores, es decir la de la congeladora legislativa.
La propuesta a genera resonancias en varios ámbitos. Es inaplazable, no sólo porque sustituirá la ley actual, que ya cumplió 42 años de antigüedad, insuficiente para responder a las necesidades de nuestro mercado de trabajo o para responder a las directrices de la OIT para todo el mundo de asegurar condiciones dignas y decentes a los trabajadores de México.
Así, hay varios aspectos innovadores inexistentes en la legislación vigente y que la iniciativa presidencial estipula en materia de protección de los derechos de niños, mujeres, o bien de los trabajadores en ciertos sectores económicos de riesgo especial como el minero o la pesca.
Destacan, desde luego, las disposiciones sobre el derecho primordial que tiene el trabajador de ejercer su voto libre y secreto en la elección de sus líderes, así como el de conocer todo lo que concierne a la administración de las cuotas que cubre a su sindicato y que, por ley, la empresa le retiene. Esta transparencia en las cuentas sindicales se conecta con los manejos internos no sólo de dichas cuotas sino de otros ingresos como por los contratos de servicios acordados ofrecidos a la empresa o a terceros.
La democracia sindical a la que México por fin debe llegar, supone como principio la transparencia. Ningún líder sindical moderno puede oponerse a esta premisa que, igualmente aplicada por la empresa, forja una sana relación obrero-patronal.
En estos tiempos de retos mundiales globalizados, un buen acuerdo sobre las reglas laborales irá directamente a resolver el gran problema que tenemos consistente en el impresionante desperdicio de mano de obra que significa la economía informal en la que encuentra refugio el 50% de la fuerza de trabajo nacional. La reforma laboral prevé la capacitación de los trabajadores, particularmente necesaria para absorber la oferta del millón de jóvenes que anualmente acceden al mercado de trabajo y que, precisamente por carecer de entrenamiento no lo hallan.
Se podrán aplicar criterios para la flexibilidad en horarios de trabajo lo que puede facilitar programas de escuela-industria. Ninguno de los elementos nuevos reduce las conquistas que el sector obrero ha obtenido a lo largo de sus luchas.
Hay en cambio una fuerte vinculación entre la modernización de las condiciones laborales que la iniciativa pretende con la necesidad de impulsar un pujante comercio exterior, cuyas exportaciones e importaciones son termómetros del metabolismo económico de la nación y que determinan el nivel nacional de ocupación.
A este respecto, fácilmente la mitad de la Población Económicamente Activa del país está dispersa y en buena parte desperdiciando su potencial productor en la famosa economía informal para la que no hay condiciones para que sea contratada.
La urgencia ya patente que tenemos de desarrollar una sólida cadena de operaciones productivas sucesivas, nos debería llevar al aprovechamiento cabal de nuestras vastas reservas de mano de obra, que crecen aún más por el regreso de muchos connacionales de los EUA.
El que hace muchos años México optó por un modelo de ensamble y maquila llevó al cierre y desocupación a miles de empresas que antes producían los artículos terminados que hasta la fecha importamos. La proliferación de ensambladoras que, en cierto momento, llegaron a ser las creadoras más dinámicas de empleo siguió, pero alcanzó a su propio límite que dependía del cuánto interés había en empresas extranjeras por abrir tales operaciones en nuestro país. Coincidiendo con esta limitante, no se realizó la fabricación de insumos para las ensambladoras y que siguieron importándose cada vez más como "artículos intermedios" que al ser más del 30% de nuestra importación actual, muchos expertos calculan constituyen altos porcentajes de integración en el producto final exportado, hasta 70% en ciertas industrias como la automotriz.
Ahora la generalización por todo el planeta de industrias de ensamble y maquila abre, repentina y muy oportunamente, una gran gama de oportunidades para que las empresas PYMES, las más dinámicas generadoras de empleo, produzcan los insumos y componentes para nuestras maquiladoras, pero más importante aún, para surtir las demandas de ensambladoras en otros países. De esta manera se acelerará la absorción de la reserva de trabajo, calculada quizá de 7 millones de individuos actualmente desocupados.
Para que este nuevo esquema de exportaciones mexicanas funcione hace falta la coordinación de tres elementos mutuamente indispensables: el marco legal que facilite el empleo racional de nuestras reservas de trabajo, el empresariado socialmente responsable y la estructura sindical representativa y responsable ante sus agremiados. En los dos factores tiene que existir nacionalismo y transparencia.
La pronta aprobación de la Iniciativa Preferente de Ley Laboral es un paso en esta dirección que a los partidos políticos que operan a través del Congreso corresponde dar.