El Senado argentino avaló la expropiación la semana pasada, ahora falta el aval de la Cámara de Diputados. ARCHIVO
La expropiación de la empresa española Repsol YPF culminará este jueves en la Cámara de Diputados de Argentina, donde se espera una abrumadora votación a favor del proyecto del gobierno de la presidenta Cristina Fernández.
La sesión especial para debatir la iniciativa que pondrá fin a dos décadas de privatización de los hidrocarburos en este país comenzará este miércoles y durará dos jornadas porque la mayoría de los 257 diputados expondrá el sentido de su voto.
Hasta ahora, las estimaciones más conservadoras anticipan por lo menos 200 votos a favor de una expropiación que fue propuesta apenas el pasado 16 de abril y que tuvo un tratamiento legislativo en tiempo récord.
La semana pasada, luego de 15 horas de sesión, el Senado argentino avaló el proyecto con 63 votos a favor, tres en contra y cuatro abstenciones, por lo que ahora ya sólo resta el aval de la Cámara de Diputados.
El jefe de la bancada oficialista del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, manifestó este lunes que hay plena confianza en el respaldo de la oposición porque la recuperación de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) es una añeja demanda de varios sectores.
La nueva ley declara de interés público y nacional, y como objetivo prioritario de Argentina, el autoabastecimiento energético, así como la explotación, industrialización, transporte y comercialización de hidrocarburos.
A lo largo de 19 capítulos, la legislación también prevé la recuperación del control de YPF, declarando de interés público y sujeto a expropiación el patrimonio de la empresa.
Una vez que el proyecto culmine su trámite, un 26.03 por ciento de las acciones de YPF serán del Estado; un 25.46 por ciento del argentino Grupo Petersen; un 24.99 por ciento de las provincias; un 6.43 por ciento de Repsol y un 17.09 por ciento cotizará en la Bolsa.
Hasta el pasado 16 de abril, el grupo español Repsol tenía el 57.43 por ciento de las acciones de la principal empresa petrolera argentina, en tanto que un 25.46 por cierto pertenecía al Grupo Petersen y el resto a pequeños accionistas.
El principal argumento de la presidenta Fernández para promover la expropiación fue un supuesto incumplimiento de inversiones por parte de Repsol, lo que derivó en una brusca caída de las reservas y de la producción energética en este país sudamericano.
Según los datos oficiales, la producción petrolera argentina se desplomó de los 43 millones metros cúbicos registrados en 2002 a los 33.2 millones alcanzados el año pasado.
Con estos niveles de producción, Argentina dejó de autoabastecerse y tuvo que comenzar a importar energéticos, en una crisis que tuvo su máximo nivel en 2011 ya que, por primera vez en 17 años, este país tuvo un saldo deficitario energético de tres mil millones de dólares.
