El Comisionado Nacional de Derechos Humanos, Ramón Custodio, culpó el sábado a la policía del aumento de la criminalidad organizada y el narcotráfico en Honduras, donde al menos 20 personas mueren al día.
"La actividad de la criminalidad organizada y el narcotráfico ha aumentado porque la policía está corrompida", dijo Custodio.
El comisionado agregó en un comunicado entregado a The Associated Press que "la corrupción la causó el modelo de policía única instaurado (en 1997) en Honduras, la que controla la prevención e investigación de los delitos, tránsito, cárceles y la vigilancia de las fronteras, entre otras cosas".
Aseguró que "hay un poder policial extraordinario que se dio a raíz de la reforma de la Ley Orgánica de Policía (de diciembre de 1996) por presiones de instancias extranjeras que recomendaron la creación de una policía única".
Hasta 1997 la policía era un organismo de las fuerzas armadas. Fue separada de los militares por el reclamo popular de que los militares la usaban para perseguir, torturar y asesinar a sus opositores políticos, especialmente de izquierda.
El gobierno responsabilizó públicamente al Batallón 316 de las fuerzas armadas de matar de 1979 a 1990 a unos 186 izquierdistas de diferentes nacionalidades, entre ellos estadounidenses, salvadoreños, nicaragüenses y venezolanos, aunque la mayoría era de Honduras.
El presidente Porfirio Lobo puso en marcha en septiembre de 2011 un plan para depurar a la policía tras denunciar que numerosos agentes estaban coludidos con los narcotraficantes y delincuentes.
En seis meses, Lobo ha destituido a más de 300 de los 14.000 policías hondureños.
Según un informe divulgado por el defensor del pueblo, el promedio de muertes violentas desde que Lobo asumió en enero de 2010 hasta diciembre de 2011 es de 558,17 al mes. La mayoría de las víctimas tiene entre 15 y 44 años.
Según la Organización Mundial de la Salud, la tasa promedio de homicidios a nivel mundial es de 8,8 por cada 100.000 habitantes. En Honduras es de 86,5 por cada 100.000 habitantes.
Honduras es una nación agobiada por violentas pandillas juveniles, el narcotráfico internacional y altos niveles de impunidad, según han señalado organismos de derechos humanos.
