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Cultivan piel y producen hueso

ESTA NUEVA RAMA DE LA MEDICINA BUSCA REPARAR O SUSTITUIR LOS TEJIDOS U óRGANOS DAñADOS POR DIFERENTES CAUSAS

Encinos. La mitad de las especies de encino que hay en el país (siete) se encuentran representadas en esta barranca llamada del Tarango ubicada en la ciudad de México.

Encinos. La mitad de las especies de encino que hay en el país (siete) se encuentran representadas en esta barranca llamada del Tarango ubicada en la ciudad de México.

EL UNIVERSAL

Un equipo de académicos de la Facultad de Medicina (FM) de la Universidad Nacional cultiva piel humana y produce hueso a partir de lo que se conoce como ingeniería de tejidos.

Esta nueva rama de la medicina busca reparar o sustituir los tejidos u órganos dañados por diferentes causas, así como modular sus respectivas funciones.

Para alcanzar estos objetivos son necesarios tres elementos: 1) células que puedan ser diferenciadas a otro tipo celular, como de tejido adiposo o de médula ósea; 2) "andamios" elaborados con biomateriales, para colocar esas células en ellos; y 3) citocinas o factores de crecimiento, que permiten que aquéllas crezcan y funcionen de manera adecuada en un modelo in vitro que después será trasplantado a un modelo in vivo.

"Cuando, por ejemplo, uno toma células de cartílago y las coloca en un plato de cultivo, cambian de forma. Estas células son más o menos redondas, pero en un plato de cultivo se alargan y comienzan a producir colágena tipo 1, no tipo 2, que es la del cartílago. Ahora bien, si uno las toma y las coloca en un 'andamio', adquieren una forma redondeada y producen colágena tipo 2, no tipo 1", explica Andrés Castell Rodríguez, jefe del Departamento de Biología Celular y Tisular de la FM.

Es decir, el hecho de que esas células sean colocadas en una estructura tridimensional como la del "andamio" les confiere una funcionalidad adecuada, característica del sitio de donde fueron tomadas, y, además, hace posible trasplantarlas a otro sitio para repararlo, con una función semejante o igual a la del tejido u órgano afectado.

La ingeniería de tejidos se vale de otras áreas del conocimiento tales como la histología (de la que desciende directamente), la inmunología, la bioquímica, las ciencias de los materiales y, por supuesto, la cirugía.

 EN FORMA DE PARCHES Los académicos universitarios cultivan en laboratorio piel humana para colocarla, en forma de parches, en pacientes quemados o en personas con cicatrices hipertróficas o queloides, o con una gran retracción cutánea en alguna parte de su cuerpo.

"Con esta técnica tomamos una biopsia de la propia piel del paciente, lo cual evita un posible rechazo de ésta; luego la cultivamos en pequeñas cajas de cultivo y la expandimos. Podemos producir dos metros cuadrados en 20 días".

Asimismo, producen constructos cutáneos (sólo de la dermis) para colocarlos en pacientes con úlceras de pie diabético o de origen vascular, las cuales tardan varios meses en cerrar y, por desgracia, son muy frecuentes en nuestro país.

"En conjunto con el Hospital General Dr. Manuel Gea González, estamos llevando a cabo un estudio de efectividad. Nosotros proporcionamos los constructos cutáneos para que los apliquen allí y sean comparados con otros productos comerciales, como los parches coloidales. Hasta ahora hemos visto que nuestros constructos cutáneos dan mejores resultados".

Ésta no es una piel perfecta, ni mucho menos, pues no tiene pelo, ni glándulas, ni mielanocitos (células que producen melanina, un pigmento de la piel, ojos y pelo, cuya principal función es bloquear los rayos ultravioleta del Sol); sin embargo, los académicos ya trabajan para mejorarla en el laboratorio.

"Le estamos añadiendo pelo en los parches, pero lo que nos falta es hacer más expedito, más rápido, el proceso de producción de estos últimos", comenta Andrés Castell.

 RECUPERACIóN DE MASA óSEA Castell y sus colaboradores producen también hueso para pacientes que presentan pérdida o nula recuperación de masa ósea por fracturas u otras causas.

Desde hace algunos meses realizan un estudio en el Instituto Nacional de Rehabilitación que consiste en transformar células de médula ósea en osteoblastos o células de hueso, poner éstos en un gel de plasma y colocarlos, a través de un catéter, en la cabeza del fémur de niños y adolescentes con necrosis en esa zona.

"A estos pacientes les están inyectando esas células de médula ósea transformadas en osteoblastos para ver si es posible recuperar la masa ósea que han perdido. El estudio concluirá en abril o mayo, y esperamos tener los resultados dentro de un año, más o menos".

A dos pacientes mujeres del ISSSTE con fracturas de fémur no consolidadas les están colocando en las zonas afectadas células de médula ósea implantadas en hueso proveniente de cadáveres.

"Una de las pacientes se fracturó los dos fémures en un accidente automovilístico; ya ha sido operada siete veces, pero quedó inestable porque se le formó una pseudoarticulación en un fémur. Esperamos que esas células ayuden a consolidar las fracturas en dos o tres meses".

Y luego de colocar también en zonas afectadas células de médula ósea transformadas en osteoblastos con una proteína semejante a colágena, los académicos universitarios han observado que aquéllas adquieren una mayor capacidad de producir proteínas de hueso.

Otro de los proyectos de Castell y sus colaboradores es crear a mediano plazo una Unidad de Ingeniería de Tejidos en la FM, donde se produzcan distintos tejidos y órganos destinados a hospitales.

Más información relacionada con este tema, en el siguiente correo electrónico: castell@unam.mx

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 ANDRéS CASTELL RODRíGUEZ 2

 METROS

Cuadrados de piel se pueden producir en

20 días.

La barranca de Tarango, sin valor ambiental

El 22 de julio de 2009, el gobierno del Distrito Federal emitió un decreto por el cual la barranca de Tarango, que está localizada en la delegación Álvaro Obregón, se convirtió en área de valor ambiental.

De esta manera pudieron continuar los trabajos de rescate ecológico diseñados por investigadores del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, entre los que destacaba la reintroducción de especies de encino y otras originarias de la zona.

Sin embargo, el 2 de septiembre del año pasado, el mismo gobierno capitalino derogó dicho decreto. La razón con la que se justificó para proceder así fue que 18 propietarios de terrenos en esa barranca, inconformes con el proceso, ganaron los amparos que promovieron.

"El decreto emitido por el gobierno del DF era importante porque hacía posible la recuperación y restauración paulatina de esa zona degradada. Ahora que se derogó no supe si tomarlo como una burla o qué, pues en realidad había gente amparada y seguía la construcción de la Supervía Sur-Poniente", señala Ana Mendoza Ochoa, investigadora del Instituto, que participaba en el rescate de la mencionada barranca.

A través de la barranca de Tarango se construye un tramo de la Supervía Sur-Poniente, vialidad concesionada de peaje que conectará a Santa Fe con el Periférico.

Por lo que se refiere a la participación del IE en el rescate de esta barranca, la investigadora informó que está interrumpida.

De acuerdo con Mendoza Ochoa, el riesgo de que esta barranca pierda definitivamente su capital natural es muy grande, pues, "como todos sabemos -dice-, en cuanto se construye una carretera o un camino, las áreas por donde pasa son ocupadas; además, los propietarios de terrenos que ganaron el amparo ya pueden construir en ellos, si así lo desean". La barranca de Tarango, cuya extensión es de unos 2 mil 671 metros cuadrados y unos seis kilómetros de longitud, tiene tres cañadas que son terrenos federales y, por lo tanto, no pueden ser alteradas. No obstante, en opinión de la investigadora, lo ideal hubiera sido rehabilitarla en su totalidad.

Como toda barranca y área boscosa de la ciudad de México, contribuye a la recarga de los acuíferos; incluso, hay dos pequeños ríos que la atraviesan, desembocan en la presa de Tarango y posteriormente, ya entubados, salen hacia el colector Barranca del Muerto, que se une al colector del río Churubusco.

"Y por supuesto que la recarga de los acuíferos va a verse afectada, pero no únicamente en la barranca en sí, sino también en la parte de La Loma, pues ésta está siendo arrasada para que la Supervía Sur-Poniente pase a través de ella en forma subterránea. Lo que está ocurriendo en la barranca de Tarango debería ser un foco rojo permanentemente para que no nos olvidemos de que tenemos que cuidar nuestros recursos naturales."

La barranca de Tarango fue declarada área de valor ambiental, con la intención de recuperar sus partes boscosas como prestadoras de valiosos servicios ecosistémicos, pero también como imprescindibles espacios de recreación.

"Con la derogación del citado decreto, la barranca ya no podrá ser recuperada desde el punto de vista ecológico ni social. Nosotros tratábamos de poner en práctica un proyecto bien diseñado a partir del conocimiento científico que nosotros tenemos, e introducir las plantas originarias de la zona".

En la ciudad de México se reportan 14 especies de encinos, siete de las cuales (la mitad) se encuentran representadas en la barranca de Tarango (de hecho, México es el país con el mayor número de especies de encinos y, además, un centro de diversificación del género Quercus).

"¿Qué va a pasar con ellas? Existe la posibilidad de que haya extinciones locales y, luego, regionales de especies. Nuestro capital natural está en peligro", afirma Mendoza Ochoa.

Avances de la ciencia

Dealles sobre el cultivo de piel.

⇒ Castell y sus colaboradores producen hueso para pacientes que presentan pérdida o nula recuperación de masa ósea por fracturas u otras causas.

⇒ Asimismo, producen constructos cutáneos (sólo de la dermis) para colocarlos en pacientes con úlceras de pie diabético o de origen vascular, las cuales tardan varios meses en cerrar y, por desgracia, son muy frecuentes en nuestro país.

⇒ Ésta no es una piel perfecta, ni mucho menos, pues no tiene pelo, ni glándulas, ni mielanocitos (células que producen melanina, un pigmento de la piel, ojos y pelo, cuya principal función es bloquear los rayos ultravioleta del Sol).

⇒ Más información relacionada con este tema, en el correo electrónico: castell@unam.mx.

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