Iztapalapa. Los cuerpos fueron abandonados en un paraje en el predio Las Maravillas, al lado de un campo de futbol y a espaldas del panteón San Nicolás Tolentino. En los recuadros aparecen Rocío González Trápaga (izq) y Ana María Marcela Yarce Viveros (der).
El juez 21 penal sentenció a 109 años de prisión a Lázaro Hernández Ángeles por los delitos de feminicidio y robo en agravio de las periodistas Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga.
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) informó que este sujeto deberá pagar un millón de pesos como reparación del daño y 94 mil 515 pesos por concepto de indemnización a causa de la muerte de las dos mujeres.
La dependencia precisó que de acuerdo con las investigaciones, el 31 de agosto de 2011 en un paraje ubicado en la delegación Iztapalapa fueron encontradas sin vida Yarce Viveros y González Trápaga. Por esta razón la Fiscalía Central de Investigación para Homicidios inició las diligencias que derivaron en la detención de Lázaro Hernández Ángeles y copartícipes.
Las indagatorias de la PGJDF permitieron establecer las actividades de las víctimas el día de los hechos, por lo que el Ministerio Público recabó 25 declaraciones ministeriales vertidas en más de cinco mil 200 fojas, en siete tomos y se efectuaron 25 dictámenes periciales.
El cruce de información de los aparatos telefónicos de las agraviadas, ubicó a los usuarios de los teléfonos con los que mantuvieron comunicación en las horas previas al evento delictivo, derivado del análisis técnico de gabinete.
Hernández Ángeles declaró que Óscar Jaír Quiñones Emmert, quien continúa en proceso penal, lo invitó a un negocio de venta de dólares con unas personas y que iba a ganar una importante suma de dinero.
Refirió que Quiñones Emmert llegó a un parque, donde se quedaron de ver, junto a las agraviadas a bordo del vehículo de una de las víctimas, que dejaron en las cercanías del lugar para abordar una camioneta tipo Lobo, misma que fue seguida por otro vehículo.
De ahí se dirigieron a un domicilio en la colonia El Mirador, delegación Iztapalapa, donde supuestamente se haría un intercambio de divisas extranjeras, pero en el lugar las víctimas fueron privadas de la vida.