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De café y otros sabores

JÓVENES COLUMNISTAS

GABRIEL ACOSTA

"Pa' que la realidad no se sufra tanto, ojalá que llueva café en el campo…".

Ese primer sorbo de café que se toma por las mañanas, el primer trago de una bebida que nos dará energía para cumplir con nuestras actividades diarias. Si no tenemos ninguna prisa y todo sale bajo lo esperado, ese café se consumirá completo; nada sabrá mejor que ese primer sorbo, ni el segundo, ni el tercero: sólo ese primero.

Hoy voy a hablar de un café diferente, un café que está lleno de una gran variedad de sabores folclóricos que lo hacen muy especial: Café Tacvba. Probablemente para cuando lean esta columna, los que fueron al concierto ya conocerán lo que fue este evento y si no fueron, tal vez ya alguien les haya contado de viva voz. De cualquier manera, no importa, espero que más de una persona disfrute de esta columna acompañado de una buena dotación del elixir de la vida: una taza de café.

Debo confesar que no soy el fan número uno de la banda, conozco su trayectoria y la trascendencia que tiene ésta dentro del rock latinoamericano. También conozco y disfruto la mayoría de sus canciones (no todas, pero más de un par me sé).

Dentro del marco del Festival Internacional de las Artes Coahuila 2012 se presentó esta legendaria banda mexicana como clausura del evento, como esa cereza en el pastel que redondea lo culturalmente delicioso que fue este festival. Cabe mencionar que gracias al festival, los coahuilenses, (recordemos que hubo múltiples eventos a nivel estado) tuvimos la oportunidad de disfrutar y conocer a excelentes artistas internacionales como el argentino Kevin Johansen, la jazzista polaca María Jopek, los colombianos de Bomba Estéreo, entre muchos otros más.

Gracias a esta muestra de cultura, tuve la posibilidad y el deleite de disfrutarlos por primera vez en vivo: mi primer sorbo de café. Directos desde el Estado de México, estos cuatro individuos vinieron a darle una noche especial a nuestra ciudad. Ante los ojos de la escena musical, estos cuatro personajes son leyendas (alguna vez los llamaron "los Beatles mexicanos"), ante el público que estuvo ahí esa noche, sólo eran cuatro músicos que disfrutaron genuinamente lo que saben hacer: tocar buena música y dar un buen show.

Los cuatro son excelentes músicos, cabe destacar que todos son multiinstrumentistas, cada uno de ellos compone y hasta se dieron el lujo de bailar una torpe pero simpática coreografía. Mención aparte para Rubén Albarrán, líder de la banda, que tal vez sea el tipo más alegre en el planeta, su sonrisa y su carisma así lo hacían imaginar.

La velada no pudo haber sido mejor, es esperanzador que a pesar de las fuertes crisis de inseguridad y demás males que aquejan a nuestra ciudad, todavía tengamos la posibilidad de disfrutar de una muy agradable noche tranquila y agradable. Café Tacvba fue la excusa perfecta para poder disfrutar de nuestro Torreón, la excusa perfecta para poder salir de nuestros propios caparazones y respirar un poco del aire de la ciudad, de olvidarnos un momento de nuestros problemas y salir a disfrutar de la noche.

El público no sólo estaba formado por jóvenes, sino por familias enteras que se dieron cita ante los tacvbos. Desde niños pequeños hasta personas de la tercera edad, no hubo ningún tipo de discriminación. La Plaza Mayor lucía hermosa y el escenario también lo fue. Al menos me pone a pensar que ahora tenemos otro lugar en donde podamos disfrutar de muchos eventos más.

Mi experiencia con los tacvbos fue todo un viaje sensorial, un alucine, una experiencia semejante a la de tomar café. Al principio todo fue una subida frenética de adrenalina, el rush de tomar café; ese momento en el que la energía te incita a cantar, bailar, saltar, comerte al mundo. No importó el calor sofocante del ambiente, ni los empujones, ni los pisotones, ni los malos olores. Café Tacvba arrancó el concierto sin dejar nada a desear, sonaron los primeros acordes y todos cantamos el "pa pa pa pa reeeo" de El Baile y El Salón. En medio del slam y metidos entre un mar de gente, entre el sudor y el calor infernal, empezamos a taconear y a bailar con Las Flores, nos suavizamos con Cómo Te Extraño, y nos volvimos locos con La Ingrata, canción del ardido por excelencia.

Después de pasar por gran parte de su más energético repertorio (No Controles, Déjate Caer, Cero y Uno, Chilanga Banda), llegó el momento tranquilo de la noche, como ese bajón que te da después de tomar mucho café, el momento en el que simplemente te apagas por un rato. Los ánimos se fueron calmando y la energía fue cediendo su lugar a la tranquilidad; era el momento de dar paso a canciones más sutiles como Eres o como la emblemática María. En medio de esta parte, hubo un momento que fue de mis favoritos: el "Zopilote" (nuevo pseudónimo del vocalista) nos invitó a estar en soledad, a disfrutarla, a estar en paz con ella, tal vez ese fue el momento de verdadera reflexión en la noche y no las cuestiones políticas en los que cayó el evento.

Café Tacvba impuso y conquistó a la ciudad, mi única queja sería la distribución de su repertorio, me hubiera gustado que matizaran más la energía de la gente. Un equilibrio entre el slam y las manos sosteniendo el encendedor/celular/ipod/lucecitas. Espero que la banda regrese pronto con más café para regalarnos (quizá hasta pague por disfrutar varias tazas, esto sólo fue una degustación), para así poder darle el segundo sorbo, y el tercero. Ojalá regresen pronto para seguir disfrutando del café y otros sabores.

TWITTER: @gaboacosta89

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Escrito en: jovenes columnistas

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