La querida Facultad.
De Derecho.
De la Universidad Autónoma de Coahuila.
Forma parte de la vida de una comunidad ejemplar, que ha sabido luchar contra la adversidad.
Llegamos a ella temprano y tarde.
Nos explicaremos.
Formamos parte de su Séptima Generación, o sea cuando tenía pocos años de vida.
Y tarde porque ya pasábamos de los treinta años de edad, cuando al fin pudimos cumplir viejos anhelos.
Eramos pues de los alumnos "veteranos" a grado tal que nuestros compañeros de aula nos llamaban "Apá", como distinguiendo su joven edad de la nuestra, lo que en lugar de molestarnos nos llenó de orgullo, porque tarde por cuestiones económicas, íbamos cumpliendo poco a poco los pasos que nos trazamos cuando aún niños decidimos cambiar el rumbo de nuestra vida, arrastrando con ello a nuestra familia.
Y cómo batallamos para ingresar. Al principio no salía nuestro nombre en la famosa lista. Y fue en la última, cuando por fin vimos nuestro nombre, sin palancas ni apoyos. Eramos el último en la boleta, y eso fue otro reto en nuestra vida.
En nuestra querida facultad encontramos mucha gente valiosa que orientó el porvenir de nuestra vida. Maestros de valía que sería injusto mencionar sólo algunos comprendiendo que todos fueron parte importante en lo que sería la carrera profesional de un gran grupo de brillantes estudiantes.
Queremos hacer mención de dos alumnos especiales que mucho influyeron para que estudiantes de escasos recursos como este escribidor tuvieran la inspiración de seguir adelante, a pesar de tanto contratiempo.
Uno, había sido compañero en la famosa Escuela Bancaria y Mercantil, del profesor Adalberto Ruiz Ríos, se llama Juan de Dios Castro Lozano, un talento de una capacidad mental como no hemos visto igual.
El día que presentó su examen profesional, el Auditorio de la Escuela estuvo a reventar, pues nadie quería perderse el "duelo" entre maestros y alumno. Fue algo que recordaremos siempre.
El otro era Germán Froto y Madariaga, que tanto nos había ayudado en las clases y exámenes, y quien ya muy joven era un talento en todo lo que eran las clases de secundaria, preparatoria y profesional.
Ellos fueron inspiración y apoyo en muchas de nuestras tareas y nunca nos cansaremos de agradecer lo que hicieron en la Facultad de Derecho, mostrando a todo mundo que cuando hay ganas y deseos de salir adelante se puede triunfar.