Por: Lic. Miguel Ángel Ruelas
Bendita tierra lagunera.
A la que muchos llegan en busca de su propio destino.
Algo hay en ella, algo muy especial.
Junto al cruce de dos vías para el ferrocarril, fue naciendo Torreón.
No hay que olvidarlo.
Y es que aquí había magia, encanto, a pesar de ser sólo el semidesierto.
Así lo vieron muchas gentes venidas allende los mares.
Eran chinos, árabes. españoles, sudamericanos, etc. etc.
Simplemente, no estaban conformes con lo que la vida les daba al inicio de su caminar por esta su vida.
Querían algo diferente, y mejor.
Alguien les dijo que se abría un nuevo camino, lleno de cardos e inclemencias.
Pero ellos mismos eran diferentes, no conformistas.
Les fascinó desde que la conocieron, esta Comarca.
Y enamorados, embrujados, cautivados, la fueron transformando.
Parece que escuchamos las sentidas palabras dichas por un eterno enamorado de La Laguna.
Se llamó Carlos Montfort Rubín.
Iba por los caminos de nuestra geografía, hablando, pregonando lo que sería esta tierra.
Lo escuchaban, lo querían entender, pero no lo lograban.
Junto a él estaban Alberto González Domene, su hermano Ernesto, el Dr. Luis Maeda Villalobos, Teresita Ursúa, y tantos más.
Querían, solamente, dar a conocer, que en el Norte, había una región que se denominaba ya como LA Comarca Lagunera.
Atrás de ellos, estábamos, siempre buscando más brechas, que queríamos que algún día se convirtieran en caminos hacia acá.
Cómo se luchó.
Por ello, nuestro agradecimiento eterno para quienes tanto lucharon por hacer crecer esta hermosa Región.
