La Palabra
Su uso es tan importante.
Con ella nos comunicamos, nos entendemos.
También nos enojamos, discutimos o peleamos.
Es, pues necesario, indispensable saber utilizarla bien.
Si el padre, con cara molesta le exige a su hijito. Dame eso.
El pequeño, tendrá primero una reacción de sorpresa y después defensiva, y se negará a obedecer.
En cambio, si ese mismo padre actúa diferente y en tono cariñoso y hasta suplicante le dice al menor. Ándele mi chiquito déme lo que trae en sus manitas, el menor no se negará a obedecer.
Queda aquí bien aplicada la conocida frase de que en el pedir está el dar.
Para triunfar en la vida, principie por practicar en casa, mejorando el trato y pidiendo las cosas de forma diferente.
Se sorprenderá lo que encontrará.
Donde hay niños, el trato debe ser especial. Ellos, en plena formación todo captan, todo lo entienden.
En esa etapa, la de su arranque, requieres de cuidados especiales, de mucho cariño y nada de sustos. Salen sobrando esas amenazas de que si no comes, viene el viejo y te llevará.
Por el contrario, cuando el menor se niegue se requiere de la paciencia de los abuelos, porque los padres, con sus prisas, sus compromisos y carreras no disponen de tiempo para atender a sus hijos.
A un niño, no sólo debe atendérsele su cuerpo, sino muy especialmente su mente, para que crezca sano, preparado para un mundo posiblemente difícil.
