Un gran amigo.
Incomparable.
Único.
Siempre a tu lado.
Siempre pendiente de ti.
En las buenas y en las malas.
Te cuida, te ayuda, y hasta quisiera leerte el pensamiento.
Nos referimos a los perritos.
Esos animalitos que El Señor los envió para acompañarte, dándoles cualidades especiales para hacerlo.
No conocemos de otros igual a ellos.
Ya estaban cuando en Belén Él vino al mundo.
Andaban ya ayudando a los pastores en el cuidado de las ovejas. Y lo siguen haciendo.
Estos animalitos, apenas reciben una ligera indicación de sus amos y corren a servirlo, ya deteniendo a la manada, dirigiéndola, o ahuyentando a los extraños que merodean sospechosos.
Dan su vida por sus dueños.
Les encanta cuidar a los niños, sirviéndoles hasta de cabalgadura.
Casi no duermen especialmente cuando tienen al jefe cerca. Lo cuidan y cualquier ruido, por más leve que sea lo captan y los pone en alerta.
El mismo hombre ha tenido que reconocer que son los perritos quienes mejor lo ayudan son sus pies veloces que se adelantan a todos, sus ojos que van a ver lo que hay más allá y su valor para enfrentar los peligros.
Un tema tan interesante del que nos gustaría platicar má.