Coyoacán
Al Sur de la gran Ciudad de México está Coyoacán.
Es un lugar tranquilo, hermoso, lleno de flores y de paz.
El haber vivido ahí deja honda huella, que no borra el tiempo nunca más.
Sus callejones retorcidos y empedrados, su iglesia de San Juan Bautista, su zócalo hermoso y de estilo provinciano, su palacio municipal donde dicen le quemaron los pies a Cuauhtémoc los españoles para que confesara dónde escondía el oro. Su callecita de Tres Cruces en una de cuyas esquinas vivió Columba Domínguez, y en un apartado y bello callejón llamado Dulce Olivia el caserón que habitó Emilio "El Indio" Fernández.
Al barrio de Coyocán se le conoce hoy como el lugar bohemio de la capital, por la cantidad de artistas que ahí viven o se reúnen.
Famosos son sus puestos de nieve de garrafa, saturados los domingos.
Sus panaderías, cuyo producto inunda con sus aromas los atardeceres.
Sus viejas e históricas casonas como la de Frida Kahlo.
Y la que está casi a la entrada que perteneció a León Trotski, quien fuera ayudante de Lenin y expulsado por Stalin, vino a vivir a México, siendo asesinado en su residencia.
Temblores van y vienen y nada afecta su pequeña y hermosa iglesia de la Conchita.
Cerca de ahí está la hermosa casa de La Malinche.
Pero lo más hermoso para sus habitantes son sus atardeceres bañados casi siempre por la lluvia, que tranquila y apacible cae toda la noche y como por encanto desaparece antes del amanecer, dejando los jardines con sus flores despidiendo mil aromas.
Famoso también es su amplio y bello boulevar Miguel Ángel de Quevedo, conocido como La Taxqueña por donde circulan muchos autobuses.
Vivir en Coyoacán debe ser igual a estar en el paraíso.
