La sequía
Antes no era así.
Aunque por 1982 hubo algo parecido.
A la sequía se agregó la situación económica también en crisis, y los trastornos se repetían en el campo y en los hogares.
La sequía de este año es tremenda.
Desde la habitación donde escribimos, al caer la tarde, escuchamos a lo lejos los crujidos del cielo, tal vez anunciando para algunos lugares de la comarca la llegada de la lluvia, y aquí, aunque las nubes han oscurecido las últimas horas, no lloverá, así han sido estos atardeceres de Julio.
Antes, las cosas eran más sencillas.
No llovía, y como dicen estábamos más cerca del Señor, los señores curas sin petición alguna de por medio, anunciaban al concluir la misa que habría una procesión para pedir por la llegada de las lluvias.
Muchas veces esas peticiones parecían ser atendidas de inmediato. Hoy, ya no.
En la semana que terminó, leíamos en EL SIGLO que varias presas tienen niveles críticos, y la información era acompañada, con elocuentes gráficas.
En el Estado de Sonora hay presas agotadas como la Abelardo Rodríguez y la Adolfo Ruiz Cortines.
Y en Coahuila, la famosa presa de La Amistad está a la baja.
La situación parece no tener fin por ahora.
Lo más grave podría presentarse cuando el agua para consumo humano empiece a escasear, por ello es importante saber cuidarla hoy, mañana sería demasiado tarde.
