Acomídanse.
No importa que tal o cual tarea no les corresponda acomídanse a realizarla, porque tal vez su éxito dependa de su espontaneidad que realice tareas no estipuladas dentro de sus obligaciones.
No me toca, no lo hago porque le corresponde a otros. Esta frase se hizo famosa hace tiempo en muchos centros de trabajo.
Expresada por reglistas y gente floja, apartada de los caminos de superación personal, sirvió con el paso del tiempo para depurar las listas de personal en la que fueron quedando los más capaces y voluntariosos.
Por ello, repetimos la palabra que inicia este escrito. Acomídanse hagan cosas que no estén dentro de sus labores, especialmente si son para ayudar a personas mayores, y quizá el detalle sea bien visto por otros y a la larga tenga su recompensa.
Pero esa actitud libre y espontánea de acomedirse, no está limitada sólo a las funciones del empleo, pues se puede presentar en el hogar o en la misma calle.
Cuántas veces el ama de casa, agobiada por las fuertes y pesadas cargas del trabajo doméstico requiere de una manita, ya para asear la casa, atender a los niños, hacer las compras, etc. Y como agradecen que el esposo, de vez en cuando se acomida a ayudarle.
Igualmente, que bonito detalle tienen algunas personas cuando en la calle ayudan a las gentes de la tercera edad a cruzar las calles. Son seres que se acomiden a ayudar al prójimo porque así es su forma de ser y servir.
En un mundo, donde cada vez somos más, las empresas requieren de trabajadores con iniciativa, capacidad y libertad para actuar conforme a las necesidades del momento, y no robots programados para hacer sólo tales o cuales funciones.