La amistad
Sentimiento de afecto, que tiene como condición básica la reciprocidad.
Lo que tú das sin condiciones, y sin medidas, también se te dará.
La verdadera amistad es el maravilloso puente que une las voluntades y que puede llevar al goce de una vida mejor y más placentera.
En la época de oro de los griegos, la amistad la representaban con la figura de una bella joven, vestida con una túnica que sujetaban broches. Su cabeza estaba descubierta. Una mano la tenía colocada sobre el corazón y la otra la apoyaba en un pequeño árbol, que era un olmo y que representaba el infortunio, al que la joven no temía pues estaba invadida de amor o de amistad que eran lo mismo. Estaba también una vid que era la representación de la dulzura y el consuelo que sólo se encuentra en la verdadera amistad.
Los romanos representaban a su vez a la amistad también con la figura de una bella joven que parecía no envejecer nunca, menos morir. Su vestido era sencillo y blanco, de una blancura que resaltaba. Su cabeza estaba coronada con flores de granado, desnuda la garganta y en sus manos aparecían dos corazones encadenados. Con la izquierda señalaba su pecho abierto, hasta el corazón, donde había una leyenda que decía. De cerca y de lejos. Sobre su frente había otro letrero que decía. Invierno y verano. Y en la franja que tenía su túnica estaba un tercer letrero que rezaba. La muerte y la vida.
Va pasando el tiempo de nuestra vida y desde la niñez vamos encontrando en el camino muchas personas, pero sólo unas cuantas selecciona nuestro corazón para que escuchen nuestras alegrías y tristezas.
Muchas veces un buen amigo es más sincero que personas de la misma sangre.
Lo cierto es que en este valle, todos necesitamos de una verdadera amistad.
Alguien nos dijo un día que entre nuestros amigos, ojalá estuviera un buen médico, un buen abogado y un buen sacerdote porque podrían ayudarnos a conservar la salud, mitigar las penas y acercarnos al Señor.
La amistad es como una flor siempre lozana, en primavera y en invierno, y que nunca debe morir.
