Una carta
Nos llegó el otro día.
No por el conducto adecuado, sino que fue entregada en la oficina receptora de este Diario, y de ahí nos la hicieron llegar.
Uno de nuestros lectores nos pedía apoyo para rescatar a un hijo que le querían quitar por ser mayor de edad, no tener trabajo y otras razones.
Hablaba de que en otros tiempos, cuando tenía algún problema acudía con Angelito Esparza quien ya falleció y quien siempre lo atendía.
Más cosas decía en la misiva escrita a mano con una claridad de conceptos y letra hermosa que nos impactaba.
Llamaba la atención su forma de comunicarse con nosotros, a través de una carta, escrita a mano.
Y es que la semana que terminó se celebró el Día del Cartero, empleados públicos que siguen en activo, entregando cada vez menos cartas y más recibos.
Porque la modernidad sigue desapareciendo cosas que formaron parte de un pasado en extinción.
El Internet se ha adueñado del tiempo, el espacio y las preferencias de la humanidad, pero hay cosas que se resisten a morir, y el mismo administrador del servicio postal en Torreón, Sr. Federico Rivas dijo a este Diario esta semana. Esto no va a desaparecer, mientras las empresas y la gente sigan necesitando entregar mensajes nos adaptaremos bien en beneficio de la población.
Pero nosotros nos sentimos tristes en ocasiones cuando analizamos con calma los beneficios y también los perjuicios que ocasiona la modernidad.
Simple y sencillamente porque se está construyendo un mundo más cómodo, más práctico y rápido para los jóvenes, y aún para los niños, pero ¿qué pasará con la gente de la tercera edad y con muchos con capacidades diferentes?
Si viviera abuelito, ¿cómo me enviaría las hermosas cartas que acostumbraba?, y nos ponemos a pensar en toda esa gente que no posee los modernos recursos de comunicación que hoy están por todas partes.
Pero así son los tiempos que van dejando atrás cosas hermosas, diferentes que sólo recordaremos los que tenemos edad, los demás seguirán adelante y que El Señor los cuide y acompañe.
