Estamos ya en una edad muy avanzada de la civilización.
Y todavía existen muchos misterios por resolver.
En un principio, cuando éstos fueron apareciendo, quisieron darles una salida fácil y rápida.
Ahí está por ejemplo el caso de los Objetos Voladores no Identificados, más popularmente conocido como los OVNIS.
Pasan los años, siguen apareciendo aquí y allá y no hay una explicación adecuada que especifique si existen o son meras fantasías.
Incluso se ha convertido en el modus vivendi de personas conectada con los medios de comunicación de muchas partes del mundo.
Nos tocó varias veces abordar el tema, sobre todo cuando empezó a hablarse de seres raros, diferentes, de gran estatura que aparecieron temporalmente en la región.
Nunca pudimos establecer nada concreto, sólo eran versiones o dichos y relatos de gente aparentemente seria y cuerda que hablaba de haberlos visto.
Por ese tiempo empezamos también a tratar el tema de la Zona del Silencio, descubierta por Harry de la Peña y bautizada por nosotros.
Uno de los fenómenos que contenía el caso era el de los famosos carros de banda, que muchos habitantes de la región de Ceballos, Durango habían visto por las noches casi desde tiempos de la Revolución.
Esos carros, según el dicho de la gente, se movían con gran facilidad por los cerros, algo imposible donde no hay caminos, pero decían que en vez de ruedas usaban bandas por ello se desplazaban a grandes velocidades.
Si usted conoce la región y gente de edad donde está el famoso Vértice de Trino habrá escuchado estos relatos.
El Siglo XXI sigue avanzando a pasos agigantados y los misterios siguen rodando por los caminos que transita el ser humano, convirtiéndose en la parte oculta de la vida, y así seguirán cubiertos por un velo que algo tiene de verdad y también de ficción.
