Hay varias clases de marchas. Las de los maestros de Oaxaca, personas curtidas en absurdas demandas que gozan privando a sus alumnos de oportunidades de aprender. Están las marchas de las clases medias europeas inconformes con su amarga suerte en la recesión que los agobia. Por nuestra parte, están las marchas de los jóvenes universitarios mexicanos que protestan contra la manipulación de los medios electrónicos así como contra el imperio con que se presenta el candidato del PRI ante la comunidad estudiantil.
Hay grandes diferencias entre estas manifestaciones populares y que han sido ampliamente comentadas en los periódicos y por los comentaristas de radio. La atropellante arbitrariedad de los mentores del CENTE que no merece sino la acción que no se han atrevido a tomar las autoridades, nada tiene que ver con protestas ciudadanas, genuinas e inspiradas en anhelos patrióticos.
Las marchas de los estudiantes mexicanos de estos días tienen otra motivación. No son las rijosas marchas de trabajadores utilizados por los líderes de los sindicatos minero, luz y fuerza, ISSSTE, educación, herencia de del sindicalismo expoliador que durante tantas décadas sostuvo en el poder al trinomio PNR-PRM-PRI, imitación del sistema corporativo que instituyeron las dictaduras fascistas y soviéticas y que todavía perviven en Corea del Norte, Cuba y Venezuela.
Es precisamente para avisar a toda la comunidad nacional que hay que oponerse al regreso de tal sistema PRI nacido en 1929 y que por fin fue derrotado en 2000 después de un prolongado proceso cívico, que las demostraciones estudiantiles se están dando y que veremos multiplicarse al acercarse el primero de julio.
La participación de los universitarios en los movimientos sociales ha sido uno de los factores más significativos en los procesos de maduración cívica de muchos países. Es un indicio positivo para México.
No hay que desestimar, como lo han hecho ya algunos analistas, las marchas de estos estudiantes porque hayan reaccionado a la altivez con que se presentó el candidato del PRI a su coloquio en la IBEROAMERICANA y que por ello los primeros pasos de protesta hayan salido de las universidades más caras de nuestro país. Mientras más se involucren éstos, los de los carros caros y de las colegiaturas para otros inalcanzables, en los problemas nacionales más probabilidades hay que ellos desarrollen una conciencia social como la que se encuentra en los estudiantes de las instituciones públicas como la UNAM, el POLITÉCNICO y la UAM que, desde luego, se están sumando al movimiento.
Esta bocanada de oxígeno fresco y juvenil está avivando el interés nacional en uno de los comicios más singulares de nuestra historia en la que está en vilo el país ante el peligro de recaer en manos de los que nos han dejado los incalculables daños con su estela de corrupción que tardaremos aún muchos años en limpiar.
Por el momento nuestros "enojados mexicanos" como los llama el periódico El País, van solos. Están expuestos a que grupos muy ajenos a sus reclamos se trepen a su carro. Ya merodea el poeta Sicilia, eclesial de base, igual que Paco Ignacio Taibo, los ortodoxos de los derechos humanos y los que no desaprovechan coyuntura alguna para lanzarse contra el gobierno, cualquiera que sea, hasta contra ellos mismos como lo vemos constantemente. Primero se esforzarán por contaminar el movimiento estudiantil que consideran incauto e inocente, para después hacerlo suyo. Como se ha visto en tantos casos de movimientos cívicos en todo el mundo, su habilidad para secuestrarlos es notable.
Los grupos de AMLO están listos para realizar sus propias marchas programadas en toda la República al propio tiempo de las de los estudiantes que también están brotando en casi todas las ciudades importantes del país. Su plan es de fundirlas en un solo movimiento intensamente politizado.
El que los estudiantes de escuelas privadas tengan el valor de desenmascarar al candidato del PRI presentado como impoluto y ajeno a los oscuros vínculos de su partido con siniestras figuras ligadas a endeudamientos fraudulentos, operaciones ilícitas y hasta de pornografía infantil, constituye oportuno y muy necesario ejemplo del rechazo contundente que México siente a regresar a un turbio pasado. Estamos a escasos 36 días…
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