"Me está supurando, doctora". Así le dijo aquel sujeto a la joven y bella doctora. "Voy a revisarlo" -indicó ella con tono y actitud profesionales. Así diciendo procedió a bajarle incontinenti las necesarias prendas, y tomando en sus suaves y delicadas manos la alusiva parte procedió a palparla detenidamente, mientras el hombre se regodeaba con delectación. Después de un exhaustivo tacto declara la doctora: "No observo supuración alguna". Responde el tipo: "Yo decía el oído izquierdo"... Caco Mixtle era un R.R., ratero reconocido, en la jerga policial. El gendarme del pueblo lo sorprendió llevando una bicicleta robada. Explico Mixtle: "La vi recargada en la barda del panteón, y pensé que sería de algún muertito"... Me pregunto si la política puede ser civilizada. A Maquiavelo, escritor que es menos maquiavélico de lo que muchos creen, se debe una peligrosa invención. Él sustentó la tesis de que la política y la ética son entes separados. La tarea del príncipe, o sea del político, es conseguir el poder y retenerlo. Todo lo que haga para cumplir ese objetivo se justifica por sí mismo, independientemente de valoraciones axiológicas. En mis tiempos de profesor -lo fui por 40 años- siempre traté de imbuir en mis alumnos la idea de que el fin no justifica los medios. El fin, les decía, está en los medios igual que en la semilla está el fruto. Si la semilla es mala, el fruto será malo. Si los medios son torcidos, el fin también saldrá torcido. No se puede hacer el mal para hacer el bien. Lo digo porque en los tiempos previos a la elección presidencial veremos muchas cosas que claramente se apartarán de la ética. Las llamadas redes sociales arderán en ataques bajunos contra este candidato o aquel. Ni su vida privada ni la de sus familias serán respetadas. Los tribunales se llenarán con denuncias, y habrá persecuciones judiciales a diestra y a siniestra para socavar a tal o cual partido. Ante esa situación no digamos con asombro: "¡Oh!", "¡Ah!", y mucho menos. "¡Uta!". Tales maniobras no sólo son ínsitas a la política: son también consustanciales a la naturaleza humana. Lo supo muy bien Maquiavelo. Por eso se le acusa de ser maquiavélico. Lo que debemos hacer -al menos eso es lo que yo haré, no sé tú, como dijo Manzanero, - es tomar cum grano salis, vale decir con las debidas reservas, todo lo que escuchemos o leamos, especialmente las columnas periodísticas en que se nos exhorte a tomar cum grano salis todo lo que escuchemos o leamos. Aunque parezca empresa difícil, a la política se le puede aplicar también la razón, el buen sentido. Hagamos eso en el curso de las campañas, precampañas, intercampañas, subcampañas, pluscampañas, supracampañas, poscampañas y extracampañas, que todas esas categorías, y algunas más, contempla la legislación electoral vigente, y formemos nuestro juicio acerca de la persona, planes y programas de los tres aspirantes de la Presidencia. De ese modo podremos razonar nuestro voto aun en medio de ese sonido y esa furia que la política es... Aquel señor y su esposa se hospedaron en un hotel de la ciudad. Mientras él iba a atender sus negocios ella se quedó en la habitación. Estaba descansando cuando pasó un tren. A su paso se produjo tal conmoción y estrépito que la señora se cayó de la cama. Fue a la administración a quejarse. Le dijo el gerente del hotel: "No es posible, señora, que el paso de ese tren la haya tumbado de la cama". "Si no me lo cree -respondió ella- venga y acuéstese en el lecho. Esperaremos la llegada del siguiente tren, y ya verá que es cierto lo que digo. No sólo me tumbará otra vez a mí: lo tumbará también a usted". Fueron, en efecto, al cuarto, y se tendieron en la cama uno al lado del otro. En eso se abrió la puerta de la habitación y entró el marido. Al ver al hombre acostado junto a su mujer le preguntó furioso: "¿Qué hace usted ahí?". Respondió el tipo con temblorosa voz: "¿Me creerá si le digo que estoy esperando un tren?"... FIN.
