Tres hombres: un francés, un escocés y un argentino, llegaron al Cielo al mismo tiempo. Los tres lucían una sonrisa de oreja a oreja. San Pedro le informa al Señor: "El francés murió de un ataque al corazón". Pregunta el Señor: "¿Y por qué la sonrisa?". Responde San Pedro: "El ataque le dio cuando estaba en brazos de una mujer hermosa". Luego, señalando al escocés dice el portero celestial: "Ése murió por intoxicación alcohólica". Pregunta el Señor: "¿Y por qué la sonrisa?". "Estaba celebrando haberse sacado el premio mayor en la lotería". Finalmente, señalando al argentino, declara el apóstol de las llaves: "Al che le cayó un rayo". Pregunta el Señor: "¿Y por qué la sonrisa?". Contesta San Pedro: "Pensó que le estaban tomando una fotografía"... Don J. Refugio García, mi queridísimo tío Refugio, era de profesión optometrista. En los años cincuenta del pasado siglo tuvo su óptica, "La Perla" -joyería y relojería además-, por la antigua calle del Padre Mier, en Monterrey. Católico devoto, se dolía de la impiedad de los tiempos. "Figúrate, Armandito -me contaba lleno de pesadumbre-. Todos los que llegan a graduarse lentes me dicen que es porque van al cine y no alcanzan a distinguir los monos. Nadie me dice que es porque va a misa y no alcanza a distinguir al padre". Ha pasado el tiempo -pasar es lo único que sabe hacer el muy canalla- y ahora las cosas son distintas. Por eso resultó infortunada la frase de Josefina Vázquez Mota en que pidió a sus seguidores ir el próximo domingo a misa de 8, y luego a votar por ella en la elección del PAN. Desde luego ha habido siempre una especie de simbiosis entre panismo y catolicismo, y eso dura aun en nuestros días. Sin embargo las palabras de la precandidata tuvieron un cierto tufo clerical, de iglesia, impropio ya de nuestros días. El hecho de que una mujer aspire a la Presidencia de su país es algo que pertenece a la modernidad. Esa imagen de mujer moderna, inteligente, honesta, ha proyectado la señora Vázquez Mota, y le ha ganado muchas simpatías entre hombres y mujeres por igual. La introducción de un elemento religioso en su discurso, así haya sido en una frase casual, no corresponde a esa imagen, y menos aún a la actualidad política de México. Aquí nos hemos quemado varias veces con la mala leche del intervencionismo de la Iglesia en las cuestiones del poder temporal, por eso hasta al jocoque le soplamos. (En ese contexto resulta lamentable, dicho sea de paso, que la visita papal se haya hecho coincidir con la campaña por la Presidencia). La jerarquía católica parece empeñada otra vez en conquistar espacios terrenales. Así las cosas, nadie debe olvidar nunca la distancia que debe separar a la Iglesia del Estado, y a la actividad pública de las devociones privadas... Don Veterino, señor de edad más que madura, le avisó a doña Pasita, su mujer: "Voy con el médico". "¿A qué vas?" -preguntó ella. Contestó el maduro señor: "A que me recete una de esas pastillas nuevas que han salido para restituirles a los hombres el vigor sexual". "Entonces -declaró doña Pasita- yo también voy con el médico". "¿A qué vas? -inquirió a su vez don Veterino. Respondió ella: "Si vas a volver a usar esa cosa oxidada que tienes, yo necesitaré una inyección antitetánica"... AVISO IMPORTANTE: Hago del conocimiento público -y del privado también- que no tengo, ni he tenido, ni me propongo tener en el futuro, ninguna cuenta de Twitter, Facebook o de cualquier otra especie similar. Las que en la red aparecen a mi nombre son apócrifas, espurias, inventadas, ficticias y falsificadas, y nada tengo yo que ver con ellas. Otras igualmente mentirosas han salido, y mediante las acciones correspondientes mis representantes legítimos han conseguido su eliminación. Todo lo que tengo que decir lo digo a través de mis columnas. Esos espacios cibernéticos, pues, incurren en engaño. Aquí hago constar su falsedad para todos los efectos a que haya lugar... FIN.
