Un señor cumplió 110 años de edad. Alguien le preguntó la causa de su longevidad. "Es que al cumplir 105 años dejé el sexo" -explicó el veterano. "¿A los 105 años dejó el sexo? -repite el otro con admiración-. ¿Y por qué lo dejó?". "Tuve que dejarlo -suspira el señor-. Siempre me gustaron las mujeres mayores que yo". Murió la única vaca que había en una aldea, y sus habitantes fueron a comprar otra. En pueblo vecino, San Gandolfino, les ofrecieron una en 10 mil pesos. En otro pueblo cercano, San Pilongano, les propusieron otra en 5 mil. Compraron, pues, la vaca de San Pilongano. Muy buena resultó la vaquita: cada día daba 30 litros de una leche rica en grasas, con la cual los de la aldea hacían sabrosos quesos, excelente crema y rica mantequilla. Tan buena resultó la vaca que decidieron traerle un toro para que tuviera crías. Pero cuando el toro se le acercó, la vaca no quiso recibirlo. Resultaron inútiles todos los esfuerzos que hicieron los aldeanos para que la vaquita se dejara cubrir por el toro. Desolados, los lugareños fueron con el maestro de la aldea y le contaron lo que había pasado. Le dijeron: "Cuando el toro se le acerca por delante, la vaca se echa hacia atrás. Si se le acerca por atrás, arranca hacia adelante. Cuando se le aproxima por el lado derecho, la vaca se aleja hacia la izquierda; si le llega por la izquierda, la vaca se retira hacia la derecha". Les dice el profesor: "Estoy seguro de que esa vaca la compraron ustedes en San Pilongano". "¡Así es! -exclamaron los aldeanos, admirados por la sabiduría del profesor-. ¿Cómo lo supo usted?". Suspira el maestro: "Mi esposa es de San Pilongano". Facilda Lasestas, muchacha voluptuosa, llegó a su casa luciendo un anillo de brillantes. "Me lo saqué en una rifa" -les dijo a sus papás. Días después llegó cubierta con un abrigo de visón. "Me lo saqué en una rifa" -repitió. No pasó mucho tiempo, y Facilda llegó en un coche último modelo. "Me lo saqué en una rifa" -volvió a decir. Esa tarde, al bajar la escalera de la casa, la chica resbaló y se dio un soberano sentón. "¡Santo Cielo! -exclamó con alarma su papá-. ¡Ojalá no te hayas lastimado el boletito!".¡Hoy aparece aquí "El Chiste Más Breve y Más Pelado de Todos los que No he Entendido"! Nueve palabras solamente forman la citada historia, pero su sicalipsis es tan grande que pondrá escándalo en quienes tengan repulgos de moralina. Al final de este espacio encontrarán mis cuatro lectores la vitanda narración. Léanla a su riesgo. Se ha comprobado que las drogas, que tan mala fama tienen, son causa de menores daños que el tabaco y el alcohol. En efecto, las estadísticas demuestran que el alcoholismo provoca 2 millones y medio de muertes en el mundo cada año, y por el vicio de fumar pierden la vida 5 millones y medio de personas. ¿Cuántos decesos tienen su origen en el consumo de drogas ilegales? 200 mil, aproximadamente. Desde luego no estoy abogando por que se extienda el uso de esas drogas. Lejos de mí tan temeraria idea. Tampoco pienso que el licor y los cigarros deben ser inscritos en el catálogo de las drogas prohibidas. Pero sí digo que es hora ya de que los países civilizados (los dos) y el resto de los que forman el concierto universal de las naciones, establezcan un diálogo tendiente, primero, a reconocer el absoluto fracaso de la lucha contra la producción, distribución y consumo de las drogas -incluidos entre ellas el tabaco y el alcohol-, y luego, a estudiar la conveniencia de hacer legal, siquiera sea gradualmente, el uso de algunas de esas drogas, a fin de evitar los problemas de todo orden derivados de una guerra que, se sabe ya, nunca se podrá ganar. Sigue ahora "El Chiste Más Breve y Más Pelado de Todos los que No he Entendido". Helo aquí. Estaba tan débil que se vino y se fue. FIN.