EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

“¿Que perdiste la virginidad?” -exclamó doña Macalota, consternada, al oír la confesión que su hija le hizo. “Sí, mami -responde la muchacha-. ¡También dónde la ponen!”.

Cierta noche un hombre iba en Nueva York en su automóvil, y cometió una infracción de tránsito. Lo detuvo un agente que observó que en el asiento trasero del coche el individuo llevaba un bidón de gasolina y varias cajas de cerillos, a más de otros objetos sospechosos. Pensó el oficial en la sombría amenaza del terrorismo, y acercando la mano a su arma le preguntó al sujeto por qué llevaba esas cosas en el auto. “Soy malabarista -explicó el individuo-, y trabajo en un circo. Precisamente me dirijo a mi trabajo, a hacer mis juegos malabares”. “¿Ah sí? -dudó el policía-. A ver, baje usted del coche y hágame una demostración”. Obedeció el hombre. Descendió del vehículo, mojó en la gasolina las antorchas que llevaba, les prendió fuego y empezó a hacer con ellas unos difíciles malabarismos. En eso pasó por ahí un señor con su esposa, en su automóvil. Le dice él a ella: “Qué bueno que no me tomé mis copas. ¡Mira la prueba que están poniendo ahora!”.

Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, les contaba a sus amigos su última aventura erótica. “¡Qué noche! -empezó a relatar-. La alcoba estaba completamente a oscuras, pero escuché su voz, tan grave y tan sensual, y al tacto pude notar sus piernas tan duras, su espalda tan ancha, su manzana de Adán, tan prominente. ¡Eh, un momento!”.

En mis libros sobre temas históricos, los tres que forman el ciclo “La otra Historia de México”, hablo de la constante injerencia de los Estados Unidos en los asuntos mexicanos. A esa permanente intervención la llamo “el hilo negro”; primero por obvia y fácil de advertir; luego porque se sucede, como un hilo que no se corta nunca, desde antes aún de nuestra Independencia hasta los días que estamos viviendo, y finalmente porque siempre ha sido contraria al interés nacional. Por estos días estoy dando término ya a un nuevo libro de esa serie. Su personaje principal será Santa Anna, nuestro villano favorito, el mayor protagonista de la aciaga época en que perdimos un territorio que por ceguera de las cosas, y por ese centralismo que hasta la fecha nos domina, teníamos perdido ya. Ahí aparece en su más oscura claridad -séame permitida esa parajoda, grado el mayor que la paradoja tienela actuación norteamericana contra México. Las cosas no han cambiado, y nuestra vecindad con el Coloso del Norte (Nota: nuestro estimado colaborador usa esa expresión inédita para referirse a los Estados Unidos) sigue siendo fuente de acciones que avivan en muchos mexicanos los reconcomios anti yanquis. ¿Qué es eso de que el vicepresidente norteamericano viene a examinar a los candidatos a la Presidencia de México sobre el tema de la seguridad? Precisamente en Estados Unidos está la fuente de nuestra inseguridad, tanto por el desorbitado consumo de drogas que los estadounidenses hacen como por el ilimitado comercio de armas que permite -junto a nuestra corrupción- que la muerte entre en este país por la frontera norte. A mí me subleva esa nueva muestra de dependencia que nadie objeta y a la que nadie se resiste. En autodeterminación y orgullo nacional, como en muchas otras cosas, estamos ligeramente jodidísimos. ¡Y ni siquiera se habla ya del imperialismo yanqui!...

Le dice una señora a su marido: “El hombre es lineal. No puede hacer dos cosas al mismo tiempo”. “Yo sí puedo” -replica el esposo. “A ver -lo desafía ella-. Pone un ejemplo”. Contesta el individuo: “Anoche, mientras te hacía el amor, estaba pensando en mi secretaria”.

“Precioso vestido -le dijo aquel individuo en el bar a una linda chica-. ¡Qué bien se va a ver mañana tirado en el suelo de mi departamento!”. FIN.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 716396

elsiglo.mx