La señorita Peripalda, catequista, tenía dos loritos. No sabía cuál de ellos era el macho, y cuál la hembra, pero un día sorprendió al periquito montado sobre la periquita, y para distinguirlo le pintó una raya blanca en el pescuezo. Esa misma noche llegó de visita el cura párroco. Vestía su atuendo clerical, un traje negro, y llevaba también camisa negra con alzacuello blanco. Lo ve el periquito y le pregunta: "¿A ti también te pescaron haciendo eso?". La señora estaba muy dolida con su esposo. Le dijo: "No te acordaste de mi cumpleaños, Poseidón". "Pero, Holofernes querida -improvisó su excusa el labioso señor- ¿Cómo quieres que me acuerde, si por ti no pasan los años?"... La esposa del Tachones, famoso centro delantero del Churrientos, equipo de futbol, se compró una cama muy elegante, de esas que tienen un poste en cada esquina. Al Tachones no le gustó el pretencioso lecho, pero se resignó a dormir en él para no contrariar a su mujer, que cuando se enojaba no le permitía que le hiciera el amor, so pretexto de que siempre se ponía fuera de lugar. Esa misma noche la señora tuvo un despertar sumamente violento: sintió una tremenda patada en el trasero, y cayó derrengada en el suelo a buena distancia de la cama. "¿Qué te pasa, Tachones? -preguntó al mismo tiempo furiosa y asustada-. ¿Por qué me pateaste en esa forma tan desconsiderada?". "Perdóname, mujer -se disculpó el Tachones-. Abrí los ojos y miré entre sueños los postes de la cama. Pensé que eran la portería, y tiré a gol"... Me parece increíble, y me preocupa, que López Obrador no suba su calificación en las encuestas. Es el único candidato que ha presentado a los votantes un programa de acción; el único que ha dado a conocer los nombres de quienes eventualmente formarán su gabinete, y ciertamente el único que podría encabezar un cambio radical que modifique el vicioso statu quo en que vivimos. Pienso que para muchos electores no ha resultado atractiva la súbita transformación de AMLO, de agresivo a amoroso, o que sospechan de ese cambio repentino cuyo origen el candidato no ha explicado, y que se atribuye entonces a una maniobra meramente electoral. Aun en ese contexto sigo pensando que incurren en error quienes suponen que López Obrador está ya derrotado, y que terminará por irse a La Chingada, nombre romántico y ensoñador de su campirana finca. El candidato perredista sigue teniendo aciertos, como ése de ofrecer en Nuevo León las candidaturas a alcaldes y diputados locales por su partido a personas de la comunidad escogidas por la ciudadanía. Un ofrecimiento así no tiene precedente, al menos hasta donde sé, y puede allegarle muchos votos a AMLO en ese Estado, que en la elección pasada se mostró tan opuesto a él. Nunca ha sido acertado dar por muerto a López Obrador, ni siquiera cuando él mismo lo ha pedido. Y ahora menos. Es un candidato de peso, y conforme avance el proceso electoral irá pesando más. Pepito andaba preocupado. Su señor padre lo vio cogitabundo, y sin saber exactamente qué quería decir esa palabra le preguntó la razón de su ensimismamiento. Le explicó el niño: "Mañana va a ir el inspector escolar a mi salón, y cada niño deberá decir el nombre de un color. Yo estoy al final de la lista. Cuando me llegue el turno los otros niños habrán dicho ya todos los colores, y yo ya no voy a tener ninguno qué decir ". "Despreocúpate -lo tranquilizó el señor-. Hay un color muy raro: el azul lapislázuli. Seguramente ningún niño lo conoce, y nadie por lo tanto lo dirá". Pepito, muy contento, agradeció a su padre el dato, y apuntó el nombre de aquel color tan raro para aprenderlo de memoria. Al día siguiente, en presencia del inspector y la maestra, empezaron los niños a decir nombres de colores: "Rojo... Amarillo... Verde... Azul...". Siguió luego la mención de otros colores menos usuales: "Aguamarina... Glauco... Bermellón...". Pepito, confiado, aguardaba su turno: ¿quién más que él podía decir aquello de "azul lapislázuli"? Pero antes que él estaba otro niño, un pequeño afroamericano. Cuando el negrito oyó su nombre se puso en pie y dijo con acento triunfal: "Azul lapislázuli". Pepito, furioso, masculló entre dientes: "Negro cabrón". El inspector alcanzó a oír aquello y le indicó a Pepito: "No te adelantes a contestar, niño. Y dinos: ese color que has mencionado ¿es un tono de negro más intenso que los demás?"... FIN.