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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Aquel muchacho se presentó a sí mismo: "Me llamo Encore Mequínez" -dijo. "¿Encore? -se extrañó la anfitriona-. Qué raro nombre. ¿Por qué te bautizaron así tus papás?". Explica el joven: "Eran músicos, y yo no estaba en su programa"... Babalucas iba a viajar a París. No hablaba ni pomme de terre (ni papa) de francés. Le sugirió un amigo: "Todo lo que tienes que hacer es acentuar la sílaba final de las palabras, y terminarlas con la letra e". En su primer día en la capital francesa Babalucas fue a un restorán. Le pidió al mesero: "Damé por favoré una hamburguesé con tociné y una Coca-Colé". El camarero le trajo inmediatamente una hamburguesa con tocino, y una Coca-Cola. "¡Carambé! -le dice Babalucas-. ¡Qué facilé es el francesé!". "No es tan fácil, güey -le respondió el mesero-. Lo que pasa es que yo también soy mexicano, que si no te morías de hambre". Un señor leía en el periódico las noticias acerca del último huracán. Le comenta a su esposa: "Aquí dice que Katrina barrió una ciudad en menos de una hora''. Responde la señora: "Me gustaría contratarla. ¿Te imaginas lo rápido que barrería la casa?''. Un tipo llegó a visitar a su amigo. Se sorprendió al escuchar un fuerte grito arriba, en la recámara. "¿Qué sucede?'' -preguntó alarmado. Respondió el otro con naturalidad: "Mi mujer está dando a luz''. Dijo el amigo preocupado: "Deberías llevarla al hospital". "No es necesario -dijo el esposo-. Leí para esto un libro de ginecología, y voy a traer el niño al mundo sin gastar en doctores''. Se oyó otro grito más agudo. El marido se dirigió a donde estaba su señora, y regresó al poco tiempo. "Tuvo niño'' -le informó a su amigo, muy contento. En eso se escuchó otro grito. Subió el tipo, y volvió poco después con una gran sonrisa. "Eran gemelos -declaró-. Ahora fue una niña". No había acabado de decir eso cuando otro grito se escuchó. Subió el hombre, y cuando regresó dijo ya algo inquieto: "Otro niño''. Se escuchó gritar de nuevo a la mujer. El tipo se apresuró otra vez, pero ahora no fue a la recámara: se dirigió a su estudio. "¿Qué haces?'' -le preguntó, asombrado, el amigo. "Voy a consultar aquel libro -respondió el sujeto-. No sé cómo se cierra eso''... Cambian los tiempos, y los hombres cambian. La que antes se llamaba "Semana Santa" pasó a llamarse luego "Semana Mayor", y "Semana de Primavera" finalmente. La modernidad se ha ido imponiendo sobre la religiosidad, no sé si para bien o para mal. Desde luego en todo el mundo muchos cristianos, católicos lo mismo que evangélicos, habrán de recordar hoy la muerte en cruz de quien para su credo es el Mesías Redentor. El pecado del hombre contra Dios, pecado de soberbia, fue tan grande que ningún hombre era capaz de lavar esa tremenda culpa. Sólo Dios mismo podía pagar el precio de la terrible acción por la cual el hombre se perdió: su alejamiento de la divinidad. Así se consumó el gran misterio de la Encarnación, por el cual Dios se hizo hombre para salvar al hombre. Lo divino se convirtió en humano. Todas las cosas tienden ahora a que lo humano se convierta en divino. Tal es nuestra vocación; tal es la vocación del mundo. La fuerza de gravedad de lo creado hace que las criaturas vuelvan a su primer origen, y el nuestro es el Amor primero, el Absoluto. A ese Amor regresaremos, y nos encontraremos nuevamente en él. No importa que no creamos: ¿importa acaso que no crea el polvo? Lo único que importa es la humildad; la renuncia a la soberbia; tener la fuerza que se necesita para reconocer nuestra debilidad. Lo demás se dará por añadidura. Ahora priva la inconsciencia, y con ella la frivolidad, el puro instante, el vanidoso yo. Hagamos, sin embargo, que todo eso no apague en nosotros el ansia de eternidad que sentimos en nuestro interior por ese instinto de conservación que está en todos los seres y las cosas. También para nuestra muerte habrá resurrección, igual que para nuestra gestación hubo nacimiento. El día en que salimos del vientre de nuestra madre sentimos seguramente que íbamos a morir, expulsados de aquel mundo silencioso y cálido. En realidad íbamos a nacer. Quizá la muerte sea lo mismo: y al salir de este otro vientre, el de la madre tierra, pasemos a otra vida que ahora no conocemos, pero que nos espera como ésta nos esperó. FIN.

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