Pepito le hizo una pregunta a Juanilito: "Yo tengo cinco años. ¿Cuántos tienes tú?". "No sé" -confesó Juanilito. Volvió Pepito a preguntar:"¿Ya te atraen las mujeres?". Respondió Juanilito: "No". Concluye Pepito: "Entonces tienes cuatro años"... En la penumbra de la sala cinematográfica el guardia de seguridad se acercó a la parejita de novios, les lanzó la luz de su linterna y les dijo con severidad: "No estén fumando, jóvenes''. Respondió el muchacho: "No estamos fumando''. "De veras -se desconcertó el policía-. ¿Entonces de dónde les está saliendo el humo?''.Don Pecunio Crésez, director general del banco, rindió su informe anual ante el consejo de administración. "Señores -comenzó diciendo con solemnidad-. Seguramente ustedes recuerdan que en la asamblea del año pasado les manifesté que el banco estaba a un paso del abismo. Pues bien: debo informarles que en el curso de este año dimos un gran paso hacia adelante"... Consternada, una señora le preguntó a otra: ¿De modo, comadrita, que a mi compadre le dieron un navajazo en la trifulca?". "No, comadre -responde la otra-. Afortunadamente se lo dieron entre la trifulca y el ombligo"... El jefe de reclusos humanos le dijo al muchacho que solicitaba empleo: "Lo siento, joven, pero aquí preferimos hombres casados''. Preguntó el otro: "¿Consideran que son más maduros?''. "No -explicó el jefe-. Lo que pasa es que están más acostumbrados a obedecer órdenes"... Cuando el señor llegó a visitar en su casa a su amigo Timoracio, que era un hombrecito insignificante y tímido, vio algo que lo llenó de susto: en la sala de la casa su amigo había hecho instalar un gran acuario, y en él nadaba un monstruoso tiburón de aspecto amenazante y horripilante traza de ferocidad. "¿Por qué tienes aquí ese tiburón? -le preguntó asombrado. Explica Timoracio con voz triste: "Es que mi esposa me dejó, y la extrañaba mucho''... Doña Jodoncia y don Martiriano iban por la calle. Ella advirtió, molesta, que cada vez que pasaba una muchacha guapa a su marido se le iban los ojos tras ella. "¡Esto es insoportable! -le dijo hecha una furia-. ¡Siempre que ves una mujer bonita se te olvida que eres casado!". "Al contrario, mujer -suspiró don Martiriano-. Entonces es cuando me acuerdo más"... Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, estaba revisando los recibos de la casa. Le dice con enojo a su mujer: "¡Mira nada más la cuenta del gas! ¡Tú y tus intentos de suicidio!". Después de una intervención quirúrgica el marido empezó a volver en sí. Abrió los ojos, y al ver a su esposa le dijo. "Hola, hermosa". Poco después los volvió a abrir y le dijo simplemente: "Hola". Preguntó la señora: "¿Qué pasó con lo de hermosa?". Le dice el médico: "No le haga usted caso, señora. Bajo los efectos de la anestesia los hombres dicen muchas tonterías". Se celebraba el clásico de futbol, y una gran multitud acudió al estadio. En medio del tropel que iba entrando un hombre trataba de proteger a su esposa. "¡Por favor, amigos! -decía una y otra vez-. ¡Mi señora está embarazada!". Seguía la apretura, y otra vez el individuo suplicaba: "¡Tengan cuidado por favor, señores! ¡Mi esposa está embarazada!". Uno de los que entraba le dijo, ya molesto: "Si está embarazada ¿por qué la trae al estadio? Debería dejarla en su casa". Contesta el tipo: "Por dejarla en mi casa es que está embarazada". Astatrasio Garrajarra les contó a sus amigos en el bar: "Anoche se metió un ladrón en la casa". "¿Se llevó algo?" -preguntaron los amigos. "Sí -contesta Garrajarra-. Tres costillas rotas, la mandíbula quebrada, seis dientes de menos y una fractura de cráneo". "¿Cómo es posible? -se asombraron los otros-. ¿Qué sucedió?". Responde Garrajarra: "Mi esposa se despertó, y creyó que el que había entrado era yo". El labioso galán trataba de convencer a la hermosa mujer casada. Le dijo: "Si los infantes disfrutan la infancia ¿por qué los adultos no podemos gozar el adulterio?". La señora salió de viaje unos días. Iba a visitar a su mamá. Cuando regresó le pidió a su hijito que le contara lo que había pasado en su ausencia. "Tu comadre Facilisa venía todos los días a visitar a mi papá -le dijo el niño-. Él y ella se tomaban unas copas, y luego se iban a la recámara a hacer lo mismo que haces tú cuando mi papi sale de viaje y el compadre Pitoncio te viene a visitar". FIN.