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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

"¡No entres en ese viejo templo, desdichado! ¡Insensato, no des un paso más!". Así clamó de súbito aquel hombre que en su casa estaba viendo la televisión. Y añadió con voz de espanto: "¡Ahí se oculta una terrible maldición que te perseguirá toda la vida! ¡Si entras en ese templo labrarás para siempre tu desgracia!". La esposa del sujeto se asombró al oír aquellas palabras ominosas. Le preguntó al marido: "¿Qué películas estás viendo que te hace gritar así? ¿'El Exorcista'? ¿'La Profecía'? ¿'Halloween'?". "No -replicó el tipo-. Estoy viendo el video de nuestra boda". Un reportero entrevistaba a don Fortunio. Le dijo: "Se sacó usted 25 millones de pesos en la lotería del viernes. ¿Qué es lo primero que hará?". Contesta don Fortunio: "Desmentir la noticia". El muchachillo adolescente le hizo una delicada pregunta a su papá: "¿Qué diferencia hay entre el sexo gratis y el sexo por dinero?". "Hijo mío -suspiró el señor-, el sexo gratis sale muchísimo más caro". Don Chinguetas, viejo rabo verde, hablaba de muchachas, y se jactó ante su esposa: "¡Las traigo muertas!". Le dijo ella: "¿De qué te sirve traerlas muertas, si las traes muerta?". (No le entendí). Ovonio Grandbolier, el hombre más poltrón, remolón, tumbón y mogollón de la comarca -quiero decir flojo y perezoso-, fue a pescar en un hermoso lago. Le pidió al dueño de la cabaña que le consiguiera una caña de pescar, y que le pusiera el hilo y la carnada. Luego le pidió que lo llevara remando en su lancha hasta el centro del lago y ahí tirara el anzuelo. Cuando un pez picó, le pidió que se lo sacara del agua. En seguida le pidió que le destapara una cerveza para brindar por la pesca realizada. Finalmente le dijo: "Me gustaría casarme con una mujer de por aquí. ¿Sabe usted de alguna que ya esté embarazada?". El nuevo cura párroco le preguntó a Empédocles Etílez, el borrachín del pueblo: "¿Dónde está la Oficina de Correos?". El temulento se lo dijo, y el señor cura agradeció la información. "Ve a la misa el próximo domingo, hijo mío -le pidió-. En mi sermón voy a decirles a mis feligreses el camino al Cielo". "¡Ay sí! -se burló Empédocles-. ¡No sabe el camino a la Oficina de Correos, y va a saber el camino al Cielo!". Gloricelia y su novio fueron a Las Vegas. En la ruleta ella no sabía a qué número apostarle. El muchacho le preguntó, bromeando: "¿Con cuántos hombres has tenido sexo?". "¡Qué estás diciendo! -se enfadó ella-. Tú sabes bien que contigo nada más". "Entonces -le dice el novio- ponle todo tu dinero al número uno". Así lo hizo Gloricelia. Giró la ruleta, y la bolita cayó en el 36. Gloricelia se desmayó. Una señora fue a la beneficencia pública. Le dijo a la encargada del mostrador: "Mi marido está desempleado". Inquirió la empleada: "¿Desde cuándo?". Responde la mujer: "Busque usted la fecha en su acta de nacimiento". Un tipo le preguntó a otro: "¿Por qué traes siempre en tu cartera ese billete de 500 pesos?". Contesta el interrogado: "Lo guardo por razones sentimentales". El amigo se extrañó: "¿Por qué por razones sentimentales?". Explica el otro: "Es que mi mujer se parece a Diego Rivera". La esposa de Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, le pidió a su marido que le comprara un brassiére. La chica de la tienda le preguntó al majadero: "¿Qué medida usa su señora?". "No sé" -contestó él. "Vamos a ver -dice la muchacha-. ¿Las tiene como melones?". "Más chicas". "¿Cómo toronjas?". "Más chicas". "¿Cómo manzanas?". "Más chicas". "¿Cómo huevos?". "Sí -dice Capronio-. Estrellados". En el bar un tipo le contó a otro: "Me voy a casar. Estoy harto de ver mi departamento con los pisos sin barrer; en la cama la colcha y las sábanas revueltas; el fregadero lleno de platos sucios; la ropa sin lavar.". "Qué coincidencia -masculla el otro-. Yo me voy a divorciar por lo mismo". Un amigo le leyó a Babalucas el titular de una noticia en el periódico: "Alud mata a 300". Exclamó el badulaque con indignación: "¡Maldito moro!". Doña Pasita, mujer de don Languidio, sostenía un diálogo confidencial con su vecina. Preguntó ésta: "¿Qué te gusta más: la Navidad o el sexo con tu esposo?". "El sexo, desde luego -contestó sin vacilar doña Pasita-. Navidad hay todos los años". FIN.

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