Aquel señor llegó a su casa y vio que frente a ella iba corriendo untipo completamente en peletier, o sea desnudo; en cuero de rana, como decía la inmortal Borola de don Gabriel Vargas. Le preguntó, molesto: “¿Por qué corre usted así, en pelota?”. Sin dejar de correr contestó el tipo: “¿Y usted por qué llega a su casa antes de la hora acostumbrada?”... Pepito estaba haciendo travesuras en la clase de piano. Su maestra lo amenazó, severa: “Si no te portas bien le diré a tu mamá que tienes mucho talento musical”... Le preguntaron a Nalgarina Grandchichier, vedette de moda: “¿Cuál es la palabra más sexy que conoces?”. Respondió ella sin vacilar: “Dinero”... La suegra de Capronio lo llamó por el celular. Le dijo: “Yerno, acabo de chocar”. “¡Qué barbaridad, suegrita! -exclamó el ruin sujeto con fingida desolación-. ¿Y quedó muy dañada la escoba?”... Chilindrino Mediopié era un hombrecito petiso, es decir corto de estatura, y tilico, o sea enclenque y flaco. Grande fue por lo tanto la sorpresa de Colchona, mujer que comerciaba con su cuerpo, cuando el tal Chilindrino le dijo que podía hacerle el amor 14 veces seguidas. “Si no cumplo eso -le ofreció- te pagaré el doble de la tarifa que cobras cada vez.Pero si logrohacerlo las 14 veces melas darás de gratis.Las veces, quiero decir.La única condición que pongo es que lo hagamoscon la luz apagada, pues soy de naturaleza pudorosa y tímida. También me dejarás salir cinco minutos entre trance y trance, pues el fresco de la noche me vivifica y fortalece”. Aceptó el trato la sexoservidora, segura de cobrar la apuesta: a las claras se veía que Chilindrino no tenía lo necesario para estar a la altura de la ingente responsabilidad que él mismo se había impuesto. Se fueron los dos entonces auncuarto, y empezó aquella demostración. Mediopié consumó la primera refocilación con gran solvencia, y aun con prestancia. Salió luego del cuarto, y siguió, una tras otra, la convenida serie de coiciones. Llena de admiración estaba la pendona por la fenomenal viripotencia que Chilindrino evidenciaba. Se preguntó, intrigada: “¿Si será de Saltillo este caón?”. Pensó eso porque ya se sabe que las miríficas aguas de esa bella ciudad del norte mexicano dan vigor grande a quien las bebe, y pueden convertir en un erótico verraco al varón más beato o senescente. Tan grande fue el asombro de la hetaira que ya no se pudo contener, y cuando terminó el concúbito treceno encendió la luz. Lo que vio la dejó llena de asombro.Asu lado, en la cama, se hallaba un sujeto desconocido para ella. Le preguntó: “¿A dónde fue Chilindrino?”. Respondió el tipo: “¿Te refieres al chaparrito ése que está en la puerta vendiendo los boletos?”...Aviso importante.El próximo viernes saldrá aquí “El Chiste más Pelado en lo que Va del Año”. Badomía mayor que ésa será difícil encontrar. ¡No se pierdan mis cuatro lectores ese desaforado chascarrillo!...Amí, simple que soy, me gusta mucho simplificar las cosas. En eso no estoy solo. La “sancta simplicitas”, o santa inocencia, era alabada por los antiguos eclesiásticos, y los latinos postulaban: “Simplex sigillum veri”; la sencillez es el sello de lo verdadero. Otros que saben también simplificar los términos son los algebristas y jugadores de ajedrez.Maese Pedro, el titiritero del Quijote, aconsejaba a su narrador no meterse en contrapuntos, y ajustar su discurso al canto llano. Desde luego eso de la simplificación puede llevar al simplismo o peor aún- a la simpleza.Haymucha diferencia entre lo simple y lo simplón. Sancho Panza era un simple; el Cándido de Voltaire eraunsimplón.Por eso, porque temo caer en la simplicidad, me abstengo de decir que si se simplifican los términos se llegará a la simplicísima conclusión de que a fin de cuentas -y de cuentos- la lucha por la Presidencia se está dando simplemente entre el poder de la televisión y los poderes que son enemigos de la televisión. El primer bando apoya a Peña Nieto; el otro a López Obrador. (Y México que ruede). Josefina Vázquez Mota es la única que está al margen o por encima- de esas pugnas, y en ellas Quadri no figura. Aeso puede reducirse todo. Iba a decir simplistamente: “Así de simple”. Pero estoy escuchando los fragorosos ruidos que hacen el dinero y el poder. Y entonces mejor digo: “Así de complejo”. Lo simple es a veces muy complicado... FIN.