"Soy lesbiana" -le informó con solemnidad una muchacha a su papá. Respondió el señor: "Díselo a tu madre. Ésas son cosas de mujeres". El profesor de Ciencias Naturales les explicaba a los niños la manera en que los humanos fueron encontrando formas de mejorar su alimentación. Les dijo: "Alguna vez un hombre descubrió que ordeñando una vaca podía obtenerse leche de ella". Inmediatamente Pepito levantó la mano para preguntar: "¿Y qué estaba tratando de hacer ese hombre con la vaca cuando hizo ese descubrimiento?"... Himenia Camafría, madura señorita soltera, recibió en su casa a don Añilio, senescente caballero. Lo invitó a pasar a la sala y le ofreció una copita de vermut. De pronto, en medio de la conversación, le dijo: "Debo advertirle que dentro de media hora llegará a mi casa el Padre Arsilio". "¿Por qué me dice eso, señorita Himenia? -se azaró don Añilio-. No estoy haciendo nada malo". "Precisamente -respondió ella, expeditiva-. Para que se apresure a hacerlo"... El doctor Toirreh, veterinario único del pueblo, llegó a su casa después de una dura jornada de trabajo y se sorprendió gratamente al ver que su esposa le había preparado una rica cena con vino, música suave y velas. La bella joven se cubría sólo con un leve y vaporoso negligé de encaje negro que dejaba a la vista las ebúrneas sinuosidades de su cimbreante cuerpo de ardiente y voluptuosa fémina. (Asoma a esta columna el reverendo Rocko Fages y comenta lleno de inquietud: "Caramba: si esto no es pornografía se le parece mucho). Cenó con deleite y gusto el doctor Toirreh, y luego llevó a su hermosa pareja a la alcoba conyugal. Empezaron los húmedos besos e intensas caricias que preceden a la cálida unión de los cuerpos, y ya iba el apasionado amante a trasponer las puertas del anhelado paraíso ("¡Pornografía otra vez!" -exclama nuevamente con alarma el reverendo) cuando sonó el teléfono. Lo contestó, irritado, el doctor Toirreh. Quien llamaba era una de sus clientas, doña Burcelaga. Le dijo que su perro quería salirse a la calle, y que no hallaba cómo detenerlo. De mal humor respondió el veterinario: "Dígale que le hablan por teléfono". Preguntó, nerviosa, doña Burcelaga: "¿Eso detendrá al perro?". Contesta, rencoroso, el médico: "A mí me detuvo"... El cuentecillo que ahora viene sirve de exordio, isagoge o prefación a mi comentario de hoy. Aquel muchacho llegó con su novia a un restorán. Le pidió un vaso de agua al camarero. Cuando el hombre se lo trajo el chico miró con suspicacia el líquido, y luego preguntó: "Esta agua ¿es pura?". Respondió el mesero: "Tan pura como su novia, joven". Dice el muchacho: "Entonces mejor tráigame un refresco embotellado". Quienes pertenecen al movimiento #YoSoy132 declaran que esa agrupación es pura. No dudo de la buena intención de muchos de sus integrantes, pero la verdad es que en su conjunto han dado la impresión de que su pureza está contaminada. El pretendido carácter apartidista de ese grupo es desmentido por los continuos ataques a un candidato, Peña Nieto, y por el apoyo -que se ve incondicional- a López Obrador. La simulación es un arte que se aprende con los años, pero quizá los jóvenes de hoy aprenden más aprisa que los de antes, y ciertamente hay visos de simulación en ese movimiento. Sus voceros convocan a manifestaciones cuyo objeto, dicen, es pedir "el voto libre y razonado". (Esos actos, por cierto, se realizarán cuando está ya vigente la veda marcada por la ley de la materia). Sin embargo la tendencia que el movimiento ha mostrado desde el principio da a esos desfiles y concentraciones carácter de mítines contra Peña Nieto y favorables a AMLO. No es difícil que el curso de tales reuniones surjan expresiones proselitistas que se aparten del llamado "silencio electoral". En la eventualidad de que eso suceda los representantes del movimiento dirán que es imposible controlar a todos los que participan en la manifestación, y que además no se puede acallar la voz del pueblo. Si con tal desapego de la legalidad y las instituciones ciudadanas actúan ahora quienes en forma solapada buscan oponerse a Peña Nieto hasta el final, y apoyar hasta el último minuto a López Obrador, hay que pensar cómo actuarán en caso de que haya problemas postelectorales. ¿Pureza? Mejor tráiganme un refresco embotellado... FIN.
