EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Estoy muy encaboronado. ¡No puedo creer lo que sucede! Mírenme: contremezco, y casi no puedo sostener la péñola en la mano. Tan encaboronado estoy que necesito reunir fuerzas para decir la causa de mi encaboronamiento. Haré el relato de algunos chascarrillos, a ver si el don humano de la risa, maravilloso fármaco, me alivia esa inquietud. Afrodisio Pitongo, galán concupiscente, estaba en el acto del amor con una linda chica. Le pidió a la muchacha que hiciera algo que se apartaba un poco de los usos comunes. "¡Ah no! -respondió ella, ofendida-. Lo que me pides es contrario a la normalidad, a la decencia, y atenta gravemente contra mis convicciones en materia de sexualidad. Además siempre que hago eso me duele la cabeza"... Capronio, incivil sujeto, iba manejando con exceso de velocidad. Lo detuvo un oficial de tránsito y le recogió la licencia de conducir. Unos días después Capronio volvió a exceder el límite de velocidad. Lo detuvo el mismo agente, que no lo reconoció y le dijo: "Su licencia, por favor". "¿Cómo que mi licencia?" -se indignó el tal Capronio-. "¡No me digas que ya la perdiste!"... Impericio, muchacho poco diestro en artes de erotismo, tuvo trato carnal con Pirulina, mujer muy sabidora. Al terminar el trance le preguntó, ansioso: "¿Disfrutaste esto tanto como yo?". "Claro que sí -respondió Pirulina-. ¿No oíste que me estaba riendo?"... Babalucas y su novia fueron por la noche a un romántico paraje. Babalucas llevaba su radio sobre el hombro. Como el badulaque no hacía nada de provecho ella le preguntó, aburrida: "¿Por qué no pones el radio?". "No se va a oír -responde el tonto roque-. Es AM, y ahora es de noche"... Andrés Manuel López Obrador ya no está a la altura de un dramático "¡Ya basta!". Merece ahora, a lo más, un ramplón y aburrido "Ya chole". Resulta penoso decirlo, pero el tabasqueño va en camino de convertirse en una figura patética. Su empecinada tozudez roza ya las lindes de lo demencial. Se parece AMLO al amante despechado que al grito de: "¡Mía o de nadie!" mata a la mujer que no se le entregó. Su necia impugnación del proceso electoral es un agravio a eso que él llama "la voluntad popular", y que respeta sólo cuando se inclina a su favor. Millones de mexicanos votaron por el candidato que al final obtuvo el triunfo; más de un millón de ellos trabajaron en una jornada fatigosa para recoger la expresión de esa voluntad. Y ahora él impugna el resultado de una elección que perdió por 3 millones de votos, y descalifica del todo un proceso en que participó hasta el final y que ofreció expresamente respetar. Tiene derecho, es cierto, a presentar su inconformidad a través de las vías legales correspondientes, por más que sepa que no tiene bases para calificar de inicuo el procedimiento. Ojalá se mantenga en ese cauce, y no caiga en el supino error de lanzar otra vez sus huestes a la calle. En las actuales circunstancias provocar un conflicto así sería un acto grave de irresponsabilidad. La nación resistió la embestida de AMLO en 2006. Otra vez resistirá su ataque. (Me disculpo por usar ese vocablo tan fuerte, "embestida", pero describe bien lo irracional de su acción). El mayor enemigo que ha tenido López Obrador es López Obrador. En esta elección pagó los excesos en que incurrió la vez pasada. No tiene ya otra oportunidad; ya no puede hacerse más daño a sí mismo. Pero con su actitud, tan contraria al bien de la comunidad nacional, está lesionando a la izquierda mexicana, ante la cual se abre un futuro promisorio por las dos fuertes figuras con que ahora cuenta: Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera, y por las posibilidades que hoy ofrece la alternancia. Muchos piensan que si Ebrard hubiese sido el candidato del PRD habría ganado la elección. En vez de esa victoria AMLO lanza otra vez a la izquierda a una guerra que no puede ganar, lo sabe bien. Esperemos que los partidarios de una izquierda democrática y liberal, alejada de caudillismos anacrónicos, se deslinden de esta nueva intentona de arrancar por la fuerza, a toda costa, lo que la mayoría de los ciudadanos no quisieron dar. Son esos ciudadanos los que seguramente le dirían a AMLO: "Señor López Obrador: ya deje en paz a México. Ya déjenos en paz"... FIN.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 760311

elsiglo.mx