Una mujer llegó el lunes a un bar y pidió 15 tequilas. Se los bebió uno tras otro.Perdió el sentido, y los parroquianos del establecimiento se aprovecharon de ella.Lo mismo sucedió el martes, el miércoles y el jueves: la mujer se bebía 15 tequilas, perdía el sentido, y toda la concurrencia masculina disfrutaba el desvanecimiento.El viernes llegó la mujer y le dijo al cantinero: “Dame 15 vodkas”. Se sorprendió el del bar: “Siempre pide usted tequila”. “Ahora quiero vodka -insistió ella-.No sé por qué, pero después de varios días de tomar tequila siempre acaba doliéndome allá abajo”. Babalucas paseaba por la orilla del río. En la orilla opuesta estaba un hombre. Le gritó a Babalucas: “¿Cómo hago para llegar al otro lado del río?”. También a gritos contestó el badulaque: “¡Ya estás en al otro lado del río!”. Una señora se quejó con el consejero matrimonial: “No puedo quitarle a mi marido la costumbre de estar despierto hasta las 3 de la mañana”. Preguntó el terapeuta: “¿Y qué hace su esposo a esa hora?”. Responde la mujer: “Esperar que llegue yo a la casa”. Me apena decirlo, pero creo que el PAN está viviendo hoy la hora más sombría de su historia. Yo quiero a ese partido desde que era joven. Desde que era joven ese partido y desde que era joven yo. Admiraba a aquellos recios señores de Saltillo -los más cultos, los más íntegros, los mási dealistas- que afrontaban la hostilidad de “los gobiernos revolucionarios” para buscar una patria ordenada y generosa. Nunca he tenido la humildad que se necesita para formar parte de un grupo, por eso no ingresé a las filas del PAN, pero aunque a veces polemizaba con sus militantesmisimpatía estaba con Acción Nacional.Mis pinitos de joven abogado los hice sacando de la cárcel a muchachos panistas llevados a los siniestros “separos” de la Policía estatal por el delito grave de haber pegado en algún poste un cartel de propaganda del partido. Todavía eran los tiempos de “los trabajadores de la primera hora”, que dijo en bello símil uno de los fundadores de Acción Nacional, don Miguel Estrada Iturbide, dueño de la palabra noble, dueño de la elevada acción. Ahora esa nave que tenía antes rumbo cierto parece navegar a la deriva. Desde que el PAN entró en concilio de malos -aquellas “concertacesiones” vergonzantes, aquellas permutas de chambas por principios- dejó de ser lo que los fundadores quisieron que fuera.Hoy el quebrantado navío da bandazos: su candidata y el Presidente de México reconocieron con dignidad el triunfo del ganador la noche misma de la elección, y luego ambos negaron lo que apenas ayer habían dicho. Parece cosa de sainete ver al presidente del PAN sirviendo de patiño o escudero al líder perredista y al candidato de la izquierda, que durante seis años han tildado de espurio y fraudulento al Presidente salido de las filas de Acción Nacional.Una segunda muy de segunda está haciendo el que quedó tercero. No conocieron los líderes panistas la magnanimidad enla victoria, y no conocen ahora la entereza en la derrota. De ninguna manera es éste cimiento firme para la necesarísima reconstrucción. El PAN atraviesa hoy por su más triste Noche Triste. Digo eso y siento lo que alguna vez sintió LópezVelarde, que tan amigo fue de don Manuel Gómez Morín: una íntima tristeza reaccionaria. El profesor pidió a los niños que dijeran lo que querían ser cuando crecieran. Pepito fue el primero en levantar la mano. Aunque ya lo conocía, el maestro tuvo que darle la palabra. “Yo quiero sermuyrico -declaró Pepito-. Con mi dinerome conseguiré una prostituta de lujo, y me daré con ella la gran vida. La llevaré en mi yate y mi avión privado a pasear por todo el mundo; la cubriré de pieles y de joyas; le regalaré seis o siete automóviles de losmáscaros; le compraré un departamento frente a Central Park en Nueva York; un hotel en los Campos Elíseos de París; un chalet en Suiza; un palazzo en Florencia y -lo mejor de todo-una casa en Saltillo. Le abriré cuentas en seis o siete bancos, sin límite de gastos.”. “Bien, bien” -lo interrumpió el maestro.Volviéndose hacia una alumna le preguntó: “Y tú, Rosilita: ¿qué quieres ser cuando estés grande?”. Respondió sin vacilar la niña: “¡Quiero ser esa prostituta!”. FIN.