Doña Pudicia, dama especializada en moral pública, se ofendió al ver en el cine a una pareja de adultos que se magreaban apasionadamente. (El verbo "magrear" es un vulgarismo que denota la misma acción descrita en dos vulgarismos aún mayores: "cachondear" y "pichonear", cuyo significado es sobar o acariciar lascivamente a alguien). Al advertir aquel lúbrico magreo doña Pudicia ardió en santa indignación. (No tan santo habría sido su ardimiento si ella hubiese sido la magreada). Les reclamó con ira:"¿Por qué no van a hacer esas cosas en su casa?''. "-Señora -respondió cortésmente el individuo-: con mucho gusto iríamos, pero en la casa de ella se enojaría su marido, y en mi casa se pondría furiosa mi mujer''... El hijo casadero le preguntó a su padre: "¿Es cierto que cuando el hombre se casa se vuelve más inteligente?". "Es cierto, hijo -suspiró el señor-. Pero para entonces ya es demasiado tarde". Uglilia era más fea que el pecado. Tan fea era que el día de su nacimiento el médico no le dio a ella el consabido golpe para hacerla respirar: tundió a golpes a sus papás por haberla traído al mundo. Hace un par de semanas Uglilia fue a un bar para solteros, se plantó en medio del local y ofreció con una sonrisa: "El que adivine cuánto peso podrá pasar un rato de pasión conmigo en un hotel". Se hizo un profundo e incómodo silencio. Desde el fondo se oyó una burlona voz que dijo: "Una tonelada y media, sin zapatos". Declaró, feliz, Uglilia: "Kilos más, kilos menos, la respuesta es correcta. Vamos, guapo". No creo que haya en el mundo un país en el cual se hagan tantas reformas legislativas como en México. La Constitución ha sufrido tantas alteraciones, tantas añadiduras y remiendos, tantos parches, que de seguro los constituyentes del 17 no la reconocerían, así resucitaran solamente para ello. Después de cada proceso electoral la ley de la materia es modificada al gusto de los partidos, que después se quejan de lo mal hecha que está la ley electoral y exigen nuevos cambios en ella. Aun con tantas modificaciones las leyes no responden a las actuales necesidades del país, pues en la mayoría de los casos no se distinguen mucho de la legislación de hace un siglo, sobre todo en materias como la energética o la laboral. Urgen cambios de fondo, reformas de estructura que pongan a México en el camino de la modernidad, del cual está muy lejos. Lo he dicho muchas veces, y lo repito ahora, aun a riesgo de parecer iterativo: la suma de los tres ángulos de un triángulo es igual a dos rectos (geométricos, claro, no anatómicos). Esto no tiene nada ver con el asunto que estaba tratando, pero igualmente lo he dicho muchas veces, y lo repito ahora, aun a riesgo de parecer iterativo. Aquel tipo se preocupó bastante: estimaba mucho a su compadre, y lo veía inquieto y desasosegado. Varias veces le preguntó: "¿Qué te sucede?". La respuesta fue siempre la misma: "Nada, nada". Aquella turbación de su compadre, y sus constantes evasivas, movieron al amigo a invitarlo una noche a la cantina. Ahí, después de varias copas, volvió de nueva cuenta a preguntarle: "¿Qué te pasa?". El otro vaciló. "Anda, dime -lo exhortó el primero-. Somos amigos, y no debemos ocultarnos nada, sobre todo en tiempos de dificultad. El amigo ha de ser como la sangre, que acude al punto a la herida. Dime qué te sucede. Antes, sin embargo, me gustaría conocer tu opinión sobre esa última frase que pronuncié: 'El amigo ha de ser como la sangre, que acude al punto a la herida'. ¿Crees que esas palabras son dignas de ser inscritas en bronce eterno o mármol duradero?". "No están mal" -opinó, sombrío, el compadre. "Escueto me parece el comentario -se molestó el amigo-, sobre todo tomando en cuenta que yo soy quien pagará las copas. Pero, en fin, dime de una vez por todas: ¿Qué te sucede? ¿Por qué andas así, triste como ciprés de cementerio; pesaroso como loza sepulcral?". Después de una larga pausa el compadre respondió, la vista baja y el semblante hosco: "Se trata de tu esposa, mi comadre". "¿Mi esposa? -se azaró el otro-. ¿Qué tiene qué ver mi esposa en esto?". Responde, sombrío, el compadre. "Sospecho que nos está engañando. FIN.