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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

El mejor toro semental del condado estaba en exhibición en una feria. Su dueño cobraba 50 pesos por ver al animal. "Señor -le dijo un granjero al propietario del animal-, quiero ver el toro, y que lo vea mi familia, pero tengo 18 hijos, y no puedo pagar por todos". "¿18 hijos? -se asombró el otro-. ¡No se mueva de aquí! ¡Voy a traer al toro para que él lo vea a usted!"... Tres parejas se presentaron con el buen Padre Arsilio en la parroquia. Le dijeron que habían visto por fin la luz, y que anhelaban ser parte de la asamblea de los fieles. "Nuestra iglesia -les dijo el señor cura-, es muy estricta. Si quieren ustedes pertenecer a ella deberán orar durante un mes, ayunar, y abstenerse de toda relación carnal en ese tiempo". Pasados los 30 días volvieron las tres parejas con el párroco. Les preguntó el Padre Arsilio: "¿Pudieron ustedes con la prueba?". El hombre y la mujer que formaban la primera pareja contestaron: "Sí, padre. Con sacrificio y todo, pero pudimos superarla". El sacerdote los felicitó, y les dijo: "La Santa Madre Iglesia los recibe con alegría". Los de la segunda pareja le dijeron: "Nosotros también pudimos con la prueba, padre". "Bienvenidos sean, hijos -los abrazó el padre Arsilio-. Desde ahora son ustedes parte de la iglesia". Se dirigió entonces a los que formaban la tarcera pareja, y le preguntó con afabilidad: "¿Y ustedes, hijos?". Ellos bajaron la cabeza, avergonzados. "¿Qué les sucedió?" -les preguntó el presbítero con inquietud. Explicó el hombre: "Ya íbamos en el vigésimo octavo día. Pero mi señora se agachó a tomar una lata, y no me pude contener. Ahí mismo le hice el amor". "Entonces lo siento -declaró el Padre Arsilio-. No podrán entrar en la iglesia". "Lo sabemos -admitió con tristeza la mujer-. Lo que quisiéramos saber es cuándo podremos volver a entrar en el supermercado"... Ovonio Grandbolier, el hombre más perezoso del condado, le dijo aquella mañana a su mujer: "Vieja: hoy me levanté con ganas de trabajar". "¿De veras?" - se asombró la señora. "Sí -confirmó el tal Ovonio-. Voy a acostarme otra vez, a ver si se me pasan"... Una orquesta formada exclusivamente por mujeres jóvenes fue a tocar para los soldados de un regimiento. Al final de la audición el general le dijo a la directora del conjunto: "Me gustaría que sus chicas interactuaran con mis hombres. ¿Es eso posible?". "Sí, -respondió ella-. Pero primero que se traten un poco antes de lo otro"... Yo no sé nada de macroeconomía. De microeconomía tampoco sé absolutamente nada. Oigo decir que la economía mexicana es sólida, a diferencia de otras naciones, cuyas economías se tambalean. Entre ellas está España, que al parecer se encuentra en plena bancarrota, y está también nuestro vecino del norte, cuyas finanzas, según entiendo, se hallan al borde de la quiebra. Mí no comprende, como dijo el gringo. Si así están las cosas, si la economía de México es boyante, ¿por qué entonces tenemos tantos pobres? ¿Por qué millones de mexicanos viven al día, sin saber si acaso tendrán mañana qué comer? No me hago fuera de la razón: sé que estamos mejor que muchos países, y que hemos logrado sortear dificultades que a otras naciones tienen agobiadas. Pero empiezo a sospechar, entonces, que eso de la economía es cosa que a fin de cuentas nadie entiende, y menos que nadie los economistas. ¿Por qué esos éxitos macroeconómicos no se traducen en bienestar para los marginados? ¿Por qué se dice que tenemos estabilidad, cuando tantos están tan desestabilizados? Y otra pregunta me hago: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?... El indignado cliente hizo venir al mesero y le reclamó: "¡Me salió una piedra en los frijoles!". "¡Qué buena suerte tiene, señor! -exclamó el camarero-. ¡Lo felicito!". "¿Por qué me felicita? -se amoscó el hombre. Le contesta el mesero: "A usted la piedra le salió en los frijoles. A mí me salió en la vesícula"... La esposa de Babalucas llamó a la policía: "¡Por favor! -suplicó llena de angustia-. ¡Detengan a mi esposo antes de que vaya a cometer una locura!". "¿Qué sucede?" -preguntó el oficial de guardia. "Acabo de dar a luz -explicó la señora-Tuve gemelos, ¡y mi marido salió a matar al otro hombre!"... Doña Panoplia de Altopedo, mujer de sociedad, iba todos los días al banco. Al parecer hallaba diversión en depositar y retirar dinero a cada rato. "Señora -le dijo el joven banquero que la atendía-, me permito sugerirle que no mueva tanto su cuenta". "¿Por qué?" -se molestó ella. -"Mire usted -le explicó el muchacho-. Esto de las cuentas bancarias es como el matrimonio: a fuerza de tanto meter y sacar se va haciendo menor el interés"... FIN.

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