Estaba leyendo la historia de Madonna. Bueno, no su biografía y esas cosas, sino la más reciente. Concretamente, lo de su novio francés, al que le dice “oui, monsieur” y le lleva 29 años.
Todos dirán que “El amor no tiene edad” y que “El amor lo puede todo”. Pero yo, francamente opino que Madonna está loca y que eso de andarte acostando con alguien tres décadas menor que tú es muy raro.
Sé que los jóvenes son el futuro del mundo, pero si los pervertimos desde ahorita no van a llegar. Y, no sé, creo que al final te debes sentir un poco pederasta, ¿no? A mí se me iría el orgasmo de la preocupación.
Traté de ponerme en los zapatos de Madonna, pero me gana la risa. Es que para vivir una relación como la suya, tendría que echarme a un novio ¡de 16 años! Así como lo oyen. Dulces dieciséis.
Se imaginan estar a estas alturas de la vida con alguien que use los pantalones a media pompa (porque las tienen en su sitio: malditos), que oiga a Justin Bieber, quiera estar frente a la consola de videojuegos todo el día y suspire por tomarse los primeros “drinks”.
Cuando una lo que quiere es levantarse las pompas caídas con un arnés invisible, escuchar a Joaquín Sabina, leer todo lo que se publique sobre la menopausia y tomar un vaso entero de magaldrato y dimecotina para el reflujo. Digan lo que digan las más entusiastas, la relación estaría condenada al fracaso por culpa de las hormonas desfasadas. Y cuando le preguntaran al pobre: “¿Quién es tu novia?”, él contestaría: “La chica del clima... ¡del climaterio!”.
Claro, y luego está la parte económica y menos romántica del tema: lo caro que es criar a un hijo... digo, a un novio joven. No, mujeres, no lo hagan. Cuesta lo mismo enamorarse de un hombre hecho y derecho. ¡Lo que te ahorras! Sobre todo si te toca un espléndido.
Pero volviendo a Madonna y a Brahim (el susodicho responde al nombre de Brahim Zaibat), cuentan que algo que les encanta hacer en pareja es sobarse los pies. Eso, sobarse los pies.
Bueno, es una actividad que te puede unir mucho, ¿no? Puedes hablar de tendonitis, ardor, espolones calcáneos, hormigueo, entumecimiento, calambres. Muchos temas. ¡Viva la comunicación de la pareja! Lo que sí es que debe ser muy fácil para Madonna salir con el novio y sus 4 hijos, porque de comer les pide parejo nuggets y papas fritas, los sienta a todos en el cine a ver Gato con Botas y listo.
Te brincas la negociadera con la pareja adulta, eso de: “Ay, pero yo quiero comer japonés y quiero ver Tenemos que Hablar de Kevin. Que para Madonna sería muy bueno ver esa película, porque habla de los hijos endiablados; digo, para que tenga un panorama más global de los jovencillos.
Para no sonar envidiosilla, lo que debo desearle a la “Reina del Pop” es que sea muy feliz y disfrute la bella de etapa de “Love is in the air, everywhere I look around” y “You are the sunshine in my life, forever you’ll stay in my heart” porque nunca sabes cuando se acaba el amor.
No crean que soy pesimista. ¡Qué va! Lo que pasa es que acabo de ver una película en la que al fin una mujer es dichosa con el hombre de su vida, y cuando parecía que venía lo mejor, ¡zas!, pasa un camión y se la lleva de corbata en una embestida espectacular.
