Me cae perfecto Salma Hayek. Por inteligente y guapa. Por eso y porque, un día, le toqué los senos.
Fue en un momento dado, en el minuto menos pensando y no quiero engañarlos, lectores queridos: esas experiencias de la vida, marcan y unen. Unen mucho.
En eso pensaba cuando la veía desfilar por la alfombra roja de los Premios Goya 2012. ¡En serio!Mientras algunos criticaban el vestidazo morado o recortaban a su esposo (que para mi gusto está muy pálido y es muy amigo de Sarkozy), esta columnista ponía atención en el escote triunfador de la gala española.
Es culpa del corsé, que estaba muy justo. Debo aclarar que la experiencia táctil antes mencionada fue, básicamente, periodística. De investigación de campo sin malicia.
Qué alegría. Una actriz mexicana que triunfa en el mundo y te deja hacer tu trabajo. Una mujer exitosa que te comparte cosas. Un Caballero de la Legión de Honor francesa, que permite que lo toquetees y cuentes la historia de primera mano (ja).
Creo que ya les conté la historia, no quiero repetir la escena (Dios mío, te pido que no insistan...) y parecer una veterana que vive de antiguas glorias. No puedo hablar otra vez de la chimenea, la alarma casera con voz propia, la foto de Antonio Banderas y el escotadísimo vestido rojo. Sólo quiero romper una lanza a favor de la Hayek.
Qué pena esas famosas de mal carácter que están en contra de los periodistas. Qué pena las estrellas de cine que no prueban experiencias nuevas cuando alguien quiere conocer sus intimidades. Ella no. Y yo que acepto cualquier propuesta.
Yo, que cuando estoy frente a una celebridad, siempre conservo la ilusión de que suelte prenda. Por eso la vida nos juntó... Y por eso confieso que sentí que perdiera el premio aMejor Interpretación Femenina Protagonista por la película La Chispa de la Vida.
Ahora que, viendo el vaso medio lleno: Salma no tiene un Goya. ¡pero tiene una casota en París, un Palacio en Venecia y un marido millonario (estoy segura que esos detalles cuentan en el Juicio Final)! Lo cual deja como moraleja que hay premios que te da la vida, no la Academia.
Y en pecata minuta, todavía no se recuperaba la actriz de no ganar la estatuilla del cine español, cuando una revista mexicana publicó en portada el supuesto Romance de Salma con Diego Verdaguer. Así de pintoresco como suena.
La veracruzana feliz en la Semana de la Moda en Londres, mientras aquí se insinúa que vivió una relación secreta con un señor casado.
Que, deja tú el estado civil del implicado, sino que canta dame la mano, dame la otra, yo quiero que me beses en la boca y tú eres la ladrona que me robó el corazón, que yo guardaba para maña-a-a-ana. Pero hablando en serio, muy en serio, habría que ponerse en el lugar de Amanda Miguel (qué maravilla tener la melena y la voz de Amanda, ¿no? ¡Yo qué daría!).
No es bonito que se diga que tu marido tiene otro amor. Aunque creo que el nivel de la contrincante puede aliviar la tensión, ¿no? Por otro lado, si eres Diego, no puedes rechazar a Madame Pinault. Hacerlo sería pecado de omisión y hay pecados que el cielo no te perdona.
