¡QUÉ ALEGRÍA VER A JESÚS!
¿Qué tal el puente, eh? Sales, te da el aire, duermes un poquito. Lo típico. Es decir, lo típico si pasas de los 40, porque cuando tienes 14 buscas aventura. Estaba leyendo que la hija del Presidente Obama pasó el puente en Oaxaca. Se ve que la niña de 14 años entró a la oficina oval de su padre y le dijo: “¿quién es esa becaria, qué busca debajo de la mesa?” (ah, qué mal chiste). No. Se ve que dijo: “Papá, me voy a México de puente”. Y él, contestó: “Oh, muy God (que así dicen los gringos), ok, pero que te acompañen 25 hombres del ‘Secret Service’”. Y así fue.
Se les vio por Montealbán, el árbol del tule y Santo Domingo. Yo lo que digo es, qué raros son los gringos ¿no? Presidentes o no presidentes. A mí me dices que suelte a mi puberta con 25 gorilas y, por supuesto, no va ni a la esquina. No sé, cosas de madre. Lo que sí me parece muy divertido, es pensar cómo se organizaba la menor Obama a la hora de la comida: “quiero 38 tlayudas, 47 platos de chapulines y 32 tasajos, please”. No crean que su columnista no sabe contar, es que también se sumaron al tour, elementos del Estado Mayor presidencial y miembros del Ejército mexicano, que me parece precioso que en lugar de hacer cosas de bienestar nacional, aprovechen el tiempo con las niñas ajenas.
Llámenme mujer optimista o supersensible, pero, esos detalles hablan muy bonito de nuestra disposición para recibir al visitante extranjero. ¡Qué país de buenas personas! Como sigan estas amigables medidas diplomáticas, cualquier día nos sale mal la logística, se pierde la niña y nos bombardean los vecinos norteamericanos. Que no aparece la heredera... ¡Booom! Que se enfermó del estómago por comer insectos... ¡Booom! Que ya se hizo novia de un mexicanito que le hace no se qué... ¡Boooom! Siempre he sospechado que detrás de esa actitud tan zen, Barack lleva dentro a un demonio histérico.
Eso sí, ¡qué risotadas con los chistes que íbamos a inventar de la invasión y los bombazos! Por cierto, hablando de hijos que le roban cámara a sus padres presidenciales, ¿vieron al de Andrés Manuel en la toma de protesta como candidato del PT? Es un ejemplo más caserito, pero fue increíble. ¡Qué alegría ver a Jesús Ernesto! Primero, porque es un niño de 4 años muy chistoso, al cual le aburren los actos políticos, igual que a mí. Y segundo, porque me preocupaba que su famoso padre lo tuviera en reclusión para que no respirara el aire del mundo y no se mezclara con otros seres. Ya me conocen, soy preocupona y rara.
Me pregunto si Jesús Ernesto ya lee las encuestas. No se rían, es que los niños ya vienen muy revolucionados. Es que esta semana a su papá no le fue tan bien y creo que, a menos que ocurra un milagro, la cosa no va a terminar feliz. Personalmente, me pesa. Sobretodo porque me apasiona el tema de las mudanzas y yo ya había pensado que los niños Calderón podían heredarle la resbaladilla y otros juegos infantiles que ya están en el jardín de Los Pinos.
Esos artefactos para niños que entraron cuando salieron los óleos y tambores de los Fox (quiero pensar que hacían fiestas temáticas africanas, o si no, ¿para qué tenían tantos tambores?, digo yo). Incluso, con los López Obrador viviendo en La Cabaña no tendríamos que despegar las calcomanías de Bob Esponja de las puertas. Porque si llegan los Peña o los VázquezMota el presupuesto del interiorismo se eleva. Muchachos, hay que pensar en todo.