Hoy desperté con dos cosas en la cabeza. La primera, que falta muy poco para decidir nuestro futuro, y la segunda, creo que el tinte que uso sufrió una mutación. Desperté preocupada electoralmente y muy rubia. De pronto, esta cabeza mía es amarilla. Soy como ¡Charlize Theron!
Bueno, como Charlize en Monster ¿me creerían? Creo que esta actriz, que últimamente me persigue, rompe con la regla de ‘güera, tonta, de cuerpazo’ y por eso siento que la odio.
Odio a la Theron porque cuando peor me siento, cuando llegó al cine buscando refugio para la depresión y justo el día que parezco la menos atractiva de la Tierra, en particular, y del sistema solar, en general, se aparece en un cartel gigante. Yme humilla con cara de ‘J’adore’.
Además, la cartelera cinematográfica no ayuda. Mi hijo quería ver Blancanieves y el Cazador y yo, por no ver a la sudafricana, le propuse, muy lista, mejor hay que ver Prometeo en 4DX.
Ahí me di cuenta que Dios castiga. ¿Adivinen quién es la protagonista de Prometeo? ¡Sí! La rubia que me hace sentir bicho. Así que, por no desperdiciar las palomitas y por evitar que mi hijo pensara que tiene una madre desequilibrada, no dije ni pío y me quedé sentada en el cine. Qué guapura es. Qué abdomen tan plano. Qué alta. Qué manera de caminar. Qué maldición.
Al día siguiente le conté a Guillermo Arriaga el trauma y, como todo hombre que se respete, me hundió más. Salió con que “su personalidad y alegría de vivir superan la belleza. Charlize es talentosa, brillante, entrona, divertida, generosa y solidaria. Lo que más seduce es su inteligencia. La mejor cómplice para hacer una película”. Los señores que nunca contestan lo correcto. Tenía que haber dicho que era insoportable y nada lista. Recordemos que él la dirigió en Fuego, la peli donde sale con Chema Yazpik. Pero no. Encima ¡es perfecta!
Pero siguiendo con las inseguridades físicas difíciles de superar (ja), faltan dos días para que salga a la venta la revista para caballeros en donde la señorita Orayen sale desnuda, sin su famoso vestido blanco del IFE.
La edecán argentina no es rubia, pero los editores confían en que los ciudadanos “votemos por ella y corramos a comprar la revista”. Eso comentó el director de la publicación en una entrevista. ¡Ah! y que las fotos son en una playa, en el mar, con el vaivén de las olas. No en un foro gubernamental ni en una curul ni nada polémico.
Digamos que el desnudo fue hecho en un ‘hábitat natural’. Qué bueno, ¿no? Hay cosas que no deben salirse de la demarcación.
Es más, yo opino que para asegurar ventas inolvidables, podían poner un módulo de ventas junto a cada casilla. Votas y te llevas un desnudo a casa por la misma boleta. No, perdón, por el mismo boleto. Un Presidente, un Jefe de Gobierno y un desnudo. Gran promoción 3 x 1.
Yo no pienso correr a comprarla, porque me canso. Pero por supuesto necesito ver las fotografías de la ganadora del Primer Debate. Básicamente por morbo y por estar al día informativamente. Soy de esas mujeres que cree que puede aprender muchas cosas en una revista sólo para caballeros. Mínimo estoy convencida que puede ser un tema que discutir en las sobremesas:
“¿Tiene celulitis?”, “¿ya viste? en lugar de calzones, se puso un collar de perlas.”, “¿será cómodo?”, “¿será unitalla el collar?”.
Voy a preguntar si hay para tallas grandes.
