Bueno, al menos una buena noticia: ¡Tom Cruise está soltero! Y no es que piense salir corriendo a Los Ángeles a buscarlo. Pero es de esas cosas que te dan ilusión y que aunque no las tengas a mano, sabes que existen: el mar, los chocolates, el sexo, los veleros.
Pensar en que el hombre más guapo del mundo está disponible, ayuda a sobrellevar las penas electorales, por ejemplo. Piensas: “llegó Enrique, pero siempre nos quedará Tom”.
Por cierto, ¿cómo les fue en la votada? A mí, bien. Sin mayores sobresaltos. En mi casilla había un ambiente inmejorable y los funcionarios iban uniformados con los colores de Justin Bieber.
Ya saben, tonos de morado y blanco, sudaderas y capuchas. Eran los ¡believers electorales! Según parece, fue una cuestión de moda voluntaria en dicha casilla, porque en otras no se veían uniformes por ninguna parte.
Total, luego podemos vestirnos así para el día a día, pensarían.
A lo que iba es que mientras esperaba que buscaran a esta columnista en los libros del IFE, escuché una conversación que me encendió un foco rojo en lo más profundo.
-Hay unas personas que no quisieron ponerse tinta en el pulgar, le dijo una funcionaria al señor Presidente de casilla.
- ¿Por qué?, preguntó el “preciso”.
- Porque la tinta les parece muy penetrante.
-¿Cómo? Pero si no huele.
- Es que son alérgicas. Pero no se preocupe, presidente, yo las conozco. No hay problema.
- Ah, ¿usted las conoce? ¡Entonces no hay problema!
Y yo, queridos lectores, atacada y pensando: “¡Fraude! ¡Trampa! ¡Chanchullo! ¡Voto por voto, casilla por casilla! ¡Yo soy 132! (de cintura)” y todo lo que se me vino a la mente. No es que uno sea desconfiado, pero en este mundo de mentira y traición todo puede suceder.
Por supuesto, les lancé una mirada matadora de “los estoy viendo ¿eh?”, misma que no les importó y no se cortaron un pelo. Siguieron felices haciendo cosas “buenas que parecían malas” con sus ropajes color Obispo.
Saliendo del “JustinMódulo”, pasé a monitorear cómo iba el ambiente en la casa de Peña Nieto. No por entrometida, sino que ya les expliqué que me queda de camino (favor de consultar la columna “Fiestón”). Además el domingo tuve algunos ratos de ocio.
Lo que encontré fue: nada. No había nada. Y yo, pensaba que ya encontraría a los Peña Rivera en plena mudanza y acarreo, porque los días anteriores se les vio muy convencidos de su traslado a Los Pinos. Además, supe por alguien que se dedica al interiorismo presidencial que la familia Calderón ya está abocada a conseguir cajas para empacar sus pertenecías y dejar la vía libre a los expertos para hacer mejoras y habilitar los clósets para la artillería pesada que está por llegar.
O ¿cómo le llamarían a seis mujeres adictas a la ropa en la misma casa? Iba a dejar fuera del conteo a la niña pequeña, pero últimamente le he dado seguimiento y es como Suri, la hija de Tom y Katie Holmes, se la pasa estrenando vestiditos.
Pobre Presidente casi electo. Eso ya no es una partida de su presupuesto familiar para vestir y calzar a las criaturas, es un fondo de inversión.
