Debo confesar que siempre quise ser escritora, pero seme adelantó la esposa del ex presidente Fox.
Para mí era difícil asimilar que cuando mi obra saliera a la luz sería un libro segundón. Estaba segura que cuando un lector le preguntara a otro “¿Ya leíste el libro de Martita?”, contestaría “¿‘Caminando’, de Martita Sahagún’?”. Así que tuve que esperar un sexenio y, de paso, cuatro años más para ser la única Marthita vigente en el mundo literario.
También me tardé, porque no me inspiraba. ¡La vida del escritor no es fácil! Pero, ya quedó y se llama “Micky, Un Tributo Diferente” y es un pretexto para hablar de mis andanzas con el cantante mexicano más exitoso de los últimos tiempos, Luis Miguel. Dicen mis editores que es una “aportación biográfica antisolemne, irónica, inigualablemente divertida, pero totalmente cierta”.
Y se puede leer en orden o desorden, de atrás para adelante o brincando de un capítulo a otro. Pero íbamos en que siempre quise escribir un libro. Me imaginaba como ese personaje de Diane Keaton en la película Something’s Gotta Give cuando se enamora de Jack Nicholson.
Amo esa escena cuando la mujer sufre una decepción amorosa y se sienta frente a la computadora a escribir como loca mientras llora y se ríe, ríe y llora, en una casa maravillosa frente al mar en The Hamptons, con un montón de kleenex y música en francés. Esta columnista juraba que así es como se escribían los libros: con el vaivén de las olas.
Pues estuve a punto de cumplir esa fantasía. Casi. El primer intento literario lo hice en una habitación de hotel -increíble- que flotaba al ras del mar en Coronado, pero la inspiración no llegó. Eso sí, tomé fotos buenísimas de los veleros que pasaban.
Este libro no surgió delmar, sino de un rincón de mi departamento. Me senté en una esquinita contra la pared. Básicamente, para no distraerme (es que soymuydispersa).No lo escribí durante el verano neoyorquino, sino en dos meses muy complicados. Pero, eso sí, igual que la Keaton... ¡me senté frente a la computadora y teclee llorando sin parar! Hasta que se formó un arroyo debajo del escritorio y sólo faltó ‘tirar mi pañuelo al río para mirarlo cómo se hundía’, tipo Julio Iglesias.
Es que, justo cuando empecé a escribir ocurrió una fatalidad en mi vida. Y de ahí se desencadenaron una tras otra. Bueno, la tarde anterior a la entrega del libro ¡ami perro se le estaban cayendo los ojos! (Cuando Dios aprieta, ahorca a gusto).
Al final, escribirlo fue una terapia maravillosa y acordarme de mis 25 años con Luis Miguel fue emocionante y muy divertido. Y cuando digo ‘con’, también podría ser ‘ante, contra, desde, entre, hacia, para, por, según y tras’. Porque mi primera conexión con el “Sol” fue a los 19. Cuando decidí abrazar seriamente el periodismo, después de tener un pequeño desliz con las danzas polinesias.
La historia comienza cuando busqué a LM para proponerle que hiciéramos juntos un libro y termina la última vez que lo vi, la noche que me dijo que “Sí”. Un “sí” precioso que luego se convirtió en “no”. Después de un año, la editorial me sugirió un plan “B” y lo hicimos. La idea: un tributo a Luis Miguel por 30 años de carrera.
Parece que hoy sólo se escriben libros contra alguien. Este es “pro”alguien y se hizo con curiosidad, cariño, desenfado, buen humor, respetoyunaslágrimas.
Micky habla poco, es elegante y canta como Dios. Yo soy ¡todo lo contrario! Por eso, la autora del libro -que soy yo quiere que sepan que este es un homenaje distinto. Un tributo diferente.