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De Washington viene

En tres patadas

DIEGO PETERSEN FARAH

Si viene de Washington resulta más creíble, o al menos es más atendible. Lo que dijo el informe del Congreso estadounidense sobre la violencia en México no es nada nuevo. En síntesis: que en México quedan sólo tres grandes organizaciones nacionales, la de Sinaloa, Los Zetas y el cártel del Golfo; que en el combate a estas organizaciones se le ha pegado poco a la estructura financiera; que el gran problema de México es la falta de una cultura de legalidad y, finalmente, que faltan muchos años para que el Estado mexicano gane esta batalla.

A pesar de parecer un tanto obvio, el informe es pertinente en este momento, a unos días de la elección, porque ubica el discurso de los candidatos y del mismo presidente Felipe Calderón. Mientras que el presidente nos quiere convencer que la curva de violencia va a la baja y que eso significa que el problema está cerca de resolverse, los candidatos, todos, ofrecen soluciones mágicas y rápidas para un tema que no sólo rebasa a los candidatos sino que tiene rebasadas a las instituciones del Estado mexicano.

El problema no se va a solucionar porque llegue Andrés Manuel e irradie moral, como ha planteado el candidato de la izquierda. Tampoco se va a resolver aplicando las viejas recetas que propone Peña Nieto, al contrario eso fue lo que creó el problema. Menos aún siguiendo la política actual que ha sido incapaz de tocar el fondo del problema: la vinculación del poder con el crimen organizado.

Sea quien sea el próximo presidente (quiénes somos nosotros para quitarle a Josefina su fe en los milagros) encontrará un crimen organizado disminuido, pero una violencia galopante. Apostar por una tregua pactada con los cárteles sería darles vida y oportunidad de que se reorganicen. Si alguna cuenta positiva va a entregar Calderón en materia de seguridad es que ya no hay ninguna organización criminal que sea una amenaza para el Estado, lo cual no significa que no lo sean para la seguridad pública. Esto es, el exceso de armas que dejó la "guerra al narco" está provocando y provocará un incremente en la delincuencia común.

El otro punto débil de esta cadena es la procuración y administración de justicia, o lo que es lo mismo, la impunidad. Mientras la delincuencia, organizada y común, tengan en las policías y el sistema judicial un aliado y no un inhibidor, las cosas no sólo no mejorarán, sino que tenderán a empeorar.

Si el próximo presidente hace las cosas bien, es decir hace lo que tiene que hacer y no lo que le de resultados para el informe es probable que en diez años, efectivamente podamos decir que hemos construido una paz duradera y hemos ganado la guerra. Claro, algo que, como somos los mexicanos sólo lo creeremos cuando venga de Washington.

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