An poca confianza le tiene el IFE a la capacidad del debate de los candidatos presidenciales para generar atención entre el gran público que consideró necesario pedir a las televisoras que no tuvieran programas de alto rating que le hicieran competencia. El problema es que el Instituto Federal Electoral tomó para el debate el horario de mayor público de toda la semana: el de 8 a 10 de la noche del domingo.
Las televisoras han tomado ya sus decisiones. Televisa no transmitirá el debate en su canal 2, el de mayor público del país, donde mantendrá su exitoso concurso "Los pequeños gigantes", mientras que TV Azteca ha programado en el canal 13 el juego de futbol Monarcas-Tigres de la liguilla. María Marván, consejera del IFE, declaró en W Radio: "Es una lástima que el debate no vaya a pasar por los canales principales que tienen cobertura nacional como son los canales 2 y 13. En uno se pusieron (sic) un partido y en otro un concurso de baile."
Sin duda las televisoras siguen molestas ante la ley electoral de 2007 que tomó sin compensación enormes espacios de tiempo-aire para los spots de campaña. Estas empresas no quieren regalar más tiempos al IFE o dejar de pasar programas de alto rating en sus mejores horarios de la semana. Lo entiendo y lo comparto (como siempre, aclaro interés: soy colaborador de TV Azteca).
Lo importante, sin embargo, es que el debate estará disponible para quien quiera verlo o escucharlo. Lo transmitirá un número suficiente de emisoras como para no preocuparnos de que los candidatos terminen hablando en el vacío. La idea de que los actos de los políticos deban imponerse al público como la Hora Nacional, para que no haya más opción que sintonizarlos o apagar la radio o el televisor, es abusiva y antidemocrática. No tenemos por qué imitar las "cadenas nacionales" con las que el presidente venezolano Hugo Chávez obliga a todas las emisoras del país a enlazarse durante sus discursos.
Cuando hay una campaña electoral abierta y competida, los ciudadanos se interesan en ella de manera natural. Los debates reales no tienen siquiera que ser convocados por el IFE. El martes 23 de mayo de 2000, por ejemplo, surgió un imprevisto debate entre los tres principales candidatos a la Presidencia de la República en la casa de campaña de Cuauhtémoc Cárdenas del PRD. El panista Vicente Fox insistía, frente al priista Francisco Labastida y el perredista Cárdenas, que el debate debía celebrarse "Hoy, hoy, hoy" como se había sido acordado originalmente. Las televisoras empezaron a transmitir ese "debate sobre el debate" y el rating se disparó por los cielos en pocos minutos. Las encuestas señalan que ese día empezó el despegue de Fox en el camino hacia Los Pinos.
¿Qué pienso hacer yo el 6 de mayo? Seguramente veré el debate si puedo, aunque estaré fuera de México. Nuevamente aclaro un interés: el debate será moderado por mi compañera en La Red de Radio Red, Guadalupe Juárez, a quien quiero y admiro. Estoy convencido, sin embargo, de que la gente debe tener la libertad de ver lo que quiera en la televisión o, si prefiere, ir al cine, leer o tomarse una copa con los amigos. A nadie se le debe obligar a presenciar un debate que no le llama la atención.
De hecho, si la ley electoral no hubiera creado la avalancha de spots políticos que hoy sufrimos, seguramente habría un mayor interés en las campañas y el debate. Claro que a estas alturas el "hubiera" ya no tiene sentido. Lo importante es que la gente tenga la libertad de ver el debate o de cambiar de canal. Los políticos no deben tener nunca el poder de obligarnos a ver sus actividades.
AMLO Y EL DEBATE
Andrés Manuel López Obrador ha pedido a las televisoras que emitan el debate: "Si no se transmite el debate en televisión abierta va a quedar de manifiesto que las televisoras quieren imponer al próximo presidente de México."
Twitter: @sergiosarmient4
