Si bien la posibilidad de que Obama gane es real a pesar de lo cerrado que se presenta la contienda, muchos analistas estiman que un eventual triunfo se daría sin el margen ni el masivo respaldo que tuvo en 2008. ARCHIVO
Cuatro años después de movilizar a legiones de simpatizantes que hicieron historia al llevar a la Casa Blanca al primer presidente afroamericano, la hoguera de entusiasmo detrás del triunfo de Barack Obama se redujo a flama.
Aunque los tres grupos que le dieron su margen de victoria de 9 puntos sobre John McCain continúan respaldándolo, el entusiasmo entre los votantes jóvenes, los afroamericanos y los hispanos parece ahora una referencia anecdótica.
En algunos casos como el de los jóvenes, el desencanto es visible y significativo por ser este uno de los grupos fuera de los votantes afroamericanos donde el fenómeno Obama caló hondo, resultando en una de las mayores participaciones en una elección presidencial.
Un 51 por ciento de los electores mayores de 18 años y menores de 30 años votaron en 2008, de los cuales 66 por ciento lo hicieron a favor del entonces senador demócrata por Illinois.
Cuatro años después la historia se perfila diferente.
“Mientras el entusiasmo continúa diluyéndose, el sentimiento entre los jóvenes de que Washington no está funcionando es claro”, dijo Trey Grayson, Director del Instituto de Políticas de la Universidad de Harvard (IOP por sus siglas en inglés).
La más reciente encuesta del IOP mostró que sólo 48 por ciento de los jóvenes entre 18 y 29 años registrados para votar dijeron que sufragarán “en definitiva”.
Y si bien 62 por ciento pareció convalidar el desempeño del mandatario al indicar que este heredó problemas de una magnitud imposible de resolver en cuatro años, para otro 33 por ciento Obama ha fallado.
Tal desencanto abrió la puerta para que el rival republicano, Mitt Romney, se beneficie del bajo interés que registra uno de los bloques más sólidos que tuvo Obama cuatro años atrás.
Un 65 por ciento de los votantes jóvenes que apoyan al abanderado republicano dijeron en esa misma encuesta que votarán “en definitiva” por el ex gobernador de Massachusetts.
Si bien la posibilidad de que Obama gane es real a pesar de lo cerrado que se presenta la contienda, muchos analistas estiman que un eventual triunfo se daría sin el margen ni el masivo respaldo que tuvo en 2008.
Esto parece haber quedado evidenciado en cada una de las más recientes encuestas que dan cuenta de una baja en el nivel de entusiasmo a favor de su reelección.
Entre los simpatizantes de Obama, 51 por ciento se ha declarado “muy entusiasmado” con la elección, pero indica una caída de 10 puntos respecto al nivel que estos manifestaron en estas mismas fechas en 2008, según el más reciente sondeo del diario The Washington Post.
Aunque entre los simpatizantes de Romney el nivel de entusiasmo se ubica en 48 por ciento, lo notable es que ha venido en aumento de manera sostenida desde mayo pasado en tanto que entre las huestes de Obama este ha tenido altibajos.
Un estudio del Centro Reilly para Prensa y Asuntos Públicos de la Universidad Estatal de Louisiana titulado “Que pasó con Esperanza y Cambio” en alusión a los dos slogans de campaña de Obama en 2008 evidenció el reto que enfrenta esta vez el mandatario.
De un lado mostró que quienes votaron por primera vez a favor de Obama se mantienen más fieles que el resto del electorado por ser jóvenes, provenientes de minorías y más determinados en su afiliación partidista.
Pero igualmente encontró “evidencia consistente” de que el respaldo por Obama entre este grupo es menor que otros simpatizantes “reflejando un declive en el entusiasmo entre los principales bloques de electores en las elecciones del 2008”.
La baja en el nivel de entusiasmo es evidente también entre los hispanos, donde Obama registra un apoyo del 69 por ciento.
El 66 por ciento de los hispanos registrados para votar que declararon su intención definitiva de acudir a las urnas se ubicó por debajo del 82 por ciento entre los votantes blancos, entre quienes Romney registra un respaldo del 60 por ciento.
Robert R. Preuhs, profesor asistente de Ciencias Políticas de la Universidad Metropolitana de Denver hizo notar que el entusiasmo entre el electorado hispano a favor de Obama no es uniforme y que varia entre entidades, por lo que no se puede generalizar.
Destacó el caso de Colorado, donde un sondeo de la agrupación Latino Decisions mostró que este aumentó en casi diez puntos entre junio y septiembre, una buena noticia para el mandatario en un estado considerado clave para su reelección.
“Aunque varios factores podrían desalentar un poco el voto hispano, el impacto de los hispanos en Colorado en la elección presidencial deberá ser de magnitud similar al 2008”, estimó.
Jim Messina,, Gerente General de la campaña Obama, calificó de pensamiento ilusorio las proyecciones que apuntan a una baja participación de los jóvenes, hispanos, afroamericanos y mujeres, que componen el grueso de la plataforma de apoyo del mandatario.
“Más hispanos van a votar este año, tanto en números brutos como en relación con el electorado y el presidente va a ganar más votos hispanos que en ninguna campaña presidencial”, dijo Messina en una reciente teleconferencia de prensa.
Messina dijo que la campaña de Romney está apostando a una menor participación de estos electores, y eso será “un enorme error de cálculo”.
La historia parece repetirse entre el electorado afroamericano, quizá el más sólido en la esquina de Obama, quien goza de un respaldo del 92 por ciento, según la reciente encuesta conjunta Wall Street Journal, contra apenas 5 por ciento que se declaró a favor de Romney.
Empero muchos analistas apuntan a que el abierto apoyo del mandatario a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, algo a lo que se opone la mayoría de los votantes de raza negra, podría llevar a muchos a optar por quedarse en sus casas.
