Cuando escuchamos el nombre de Sherlock Holmes es probable que lo primero que venga a nuestra mente sea la más reciente incursión en el cine de este detective, las numerosas series de TV basadas en él o las referencias que han surgido respecto al sistema de investigación que el Doctor House utiliza para resolver los más extraños y peculiares misterios médicos en su serie de televisión. Sin embargo el detective inglés más famoso es reconocido por millones de personas gracias a las historias escritas por Sir Arthur Conan Doyle. Pero en realidad ¿este investigador de ficción es sólo eso, un personaje que surgió en la mente de Conan Doyle y que continúa viviendo en las páginas de sus libros o en realidad existe algo más?
Nos han presentado tantos modelos, aspectos y caras de Sherlock Holmes que se vuelve difícil identificar cuál es el arquetipo original o al menos cuál versión está más apegada a la visión que tenía Conan Doyle de su personaje.
Sherlock Holmes se convirtió en un paradigma representativo no sólo de la literatura, sino también del cine, volviéndose una fuente inagotable de inspiración para desarrollar un sinfín de material. Iniciando así a principios del siglo XX el fenómeno y la era de quien ha sido llamado el Rey de los Detectives, por lo que se puede decir que el genio investigador de Baker Street existía ya por sí, sin necesidad de la mente de Conan Doyle, era pues una obra independiente de su creador.
Ser ese aclamado escritor y tener un personaje tan famoso y misterioso no fue sencillo, Arthur Conan Doyle recorrió un camino con diversos altibajos. Siendo de ascendencia escocesa vivió toda su vida en Inglaterra, tuvo una infancia difícil y debido a que su padre era alcohólico su madre decide enviarlo a una escuela-internado donde permaneció de los 9 a los 16 años, edad a la que empezó a estudiar medicina en la Universidad de Edimburgo. A los 23 años instaló su clínica pero debido a la falta de pacientes comienza a escribir una serie de historias, pero fue hasta 1887 que crea a su personaje más famoso y representativo, Sherlock Holmes. Las aventuras de este detective comienzan con la novela Estudio en Escarlata en la que nos presentan a Holmes, su forma de ser, estilo de vida e intereses, es a partir de este relato donde el Dr. Watson y Sherlock Holmes se conocen y deciden hacer una sociedad, dando inicio a las aventuras de estos detectives. Este suceso le trae una fama desmedida y comienza a ser reconocido como un gran escritor, pero agobiado por su obra y los lectores, decide incursionar en otros temas, escribiendo sobre la guerra. En 1902 recibe el nombramiento de Caballero del Imperio Británico y con ello el título de Sir Arthur Conan Doyle.
Es justo resaltar que en 1877 durante sus estudios de medicina Doyle conoce al médico y profesor escocés el doctor Joseph Bell en la Universidad de Edimburgo, quien es el verdadero Sherlock Holmes o al menos su inspiración. Bell no era un detective sino un brillante y destacado doctor que repartía su tiempo entre clases universitarias y la investigación de los más difíciles crímenes policiales. Conan Doyle quedó tan impactado con el sistema de diagnóstico, la perspicacia y la observación minuciosa que el doctor Bell utilizaba para diagnosticar a los pacientes, que poco a poco la idea de crear un detective que utilizara los mismos elementos surgió en su mente. El sistema consistía en analizar con precisión aspectos como el modo de caminar, el acento, las manos y la indumentaria de una persona, todo esto le decía más del individuo que cualquier interrogatorio que éste pudiera tener con el paciente.
La investigación más importante en la cual Joseph Bell participó fue la de Jack el Destripador, el famoso asesino en serie que horrorizó las calles de Londres, colaborando directamente con la policía de Scotland Yard, dicha investigación se enfocaba en conocer la identidad del asesino. Bell al conocer la gravedad y seriedad del caso solicita la ayuda de un amigo que también era doctor, es así como los dos comienzan a examinar los elementos de cada crimen y a los sospechosos, trabajando cada uno por separado, realizando respectivamente una hipótesis y nombrando a un sospechoso, enviando posteriormente los informes a Scotland Yard, lugar de donde desaparecieron misteriosamente ambos reportes. A la fecha nadie sabe qué les pasó a esos documentos, lo que hay que destacar es que a pesar de trabajar siempre por separado los dos determinaron que se trataba del mismo sospechoso. Hasta el día de hoy sigue siendo un misterio la identidad de este famoso asesino y las conclusiones del doctor Bell nunca se conocieron. Pero ésta y otras investigaciones realizadas por él fueron las precursoras de la medicina forense y de la investigación de la escena del crimen CSI.
Joseph Bell estaba consciente de que Conan Doyle lo había tomado de referencia para moldear a Sherlock Holmes, cuestión que a él no le molestaba, hasta el momento en que periodistas e investigadores empezaron a cuestionar el hecho de copiar el sistema de investigación y deducción de Holmes, siendo esto completamente falso e incorrecto. Sin embargo el trabajo de Joseph Bell fue capturado por Sir Arthur Conan Doyle y el legado de ambos ha perdurado al día de hoy.