Al menos 25 personas murieron en dos atentados suicidas registrados en Pakistán, atribuidos a los talibanes, reportaron hoy las autoridades locales.
Los hechos tuvieron lugar en las ciudades de Rawalpindi y Karachi, indicaron fuentes oficiales, que señalaron que los ataques fueron dirigidos contra peregrinaciones chiitas que celebran el mes del Muharram, primero del calendario islámico.
En Rawalpindi, ciudad gemela de la capital Islamabad, un atacante talibán suicida hizo estallar la carga explosiva que traía consigo y que dejó un saldo de al menos 23 personas muertas y 62 heridas, entre las víctimas hay varios niños.
El suicida atacó a la procesión alrededor de la medianoche del miércoles en la ciudad de Rawalpindi, que se encuentra al lado de Islamabad, señaló un portavoz de los equipos de rescate estatal.
La poderosa explosión, que se produjo cuando los funcionarios de seguridad revisaban a los peregrinos, destruyó una de las paredes de una mezquita, de acuerdo con imágenes que mostró la televisión paquistaní.
"El atacante suicida se inmoló cuando los funcionarios de seguridad estaban revisando sus pertenencias. Teníamos información previa sobre los atentados y estamos totalmente en alerta", afirmó Azhar Hameed Khokhar, jefe de la policía en Rawalpindi.
Este ataque se produjo horas después de que dos explosiones mataron al menos a dos personas cerca de una reunión de musulmanes chiitas en Karachi, la segunda ciudad en importancia y centro financiero y comercial de Pakistán.
El Talibán paquistaní se atribuyó la responsabilidad por los últimos atentados en Karachi y Rawalpindi, señaló uno de sus voceros al canal paquistaní de noticias Dawn News.
Los chiitas están observando actualmente el mes del Muharram y el próximo sábado será el día más sagrado para esta comunidad conocido como Ashura, que conmemora la muerte en el siglo séptimo del Imam Hussein, nieto del profeta Mahoma.
Pakistán tiene una larga historia de violencia sectaria llevada a cabo por extremistas sunitas y chiítas, no obstante, en los últimos años los ataques se han dirigido contra los chiitas, que constituyen una minoría en el país mayoritariamente musulmán.
