DEL BUEN FIN AL APOCALIPSIS MAYA
Corre fuerte el rumor de que, según las profecías de los antiguos mayas, el próximo 21 de diciembre se terminará el mundo. De ser así, será una enorme pérdida para todos los almacenes y bancos que, por el pasado Buen Fin, han soltado créditos de hasta 24 meses. Confiados en eso, vemos muy poco probable que el apocalipsis llegue ya, programado como una cita de dentista. Pero el tema nos permite abrir una vieja polémica ¿Cómo terminó esta gran civilización? ¿A dónde fueron los mayas?
Hay muchos grupos indígenas en Chiapas: tzotzil, tzeltal, zoque, tojolabal, mam, jacalteco, chol. Además, desde 1980, los siguientes grupos llegaron como refugiados provenientes de Guatemala: kekchi, chuj, ixil, kanjobal, quiché y kakchikel. Según el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), se calcula que la población indígena en Chiapas es de 1.266,043 personas, lo que equivale al 32 por ciento de los 3.6 millones de habitantes; población total en el Estado. ¿Que a dónde fueron los mayas? Pues ellos -contra la versión oficial- no se han ido, siguen ahí. En los altos de la selva donde comenzó el alzamiento zapatista hace ya 19 años, en San Juan Chamula, Oventik y Zinacantán, en los terrenos de Fray Bartolomé de las Casas, Samuel Ruiz y Raúl Vera.
Palenque está situado a cinco horas de San Cristóbal. La vegetación deja de ser bosque y se transforma en selva. Una de las principales actividades en esta zona es el turismo, muchos extranjeros llegan a Palenque para conocer las pirámides cercanas. Kimbor vive a cuatro horas de Palenque rumbo al sureste, en el área de Lacanja. Él trabaja llevando a la gente en su combi desde el cruce de la carretera hasta los pueblos cercanos o a las Ruinas de Bonampak. "Yo soy maya" nos dice mientras maneja. Sé hablar el español y el maya, pero no sé leer. Él ha vivido siempre en la selva. Ahora tiene 42 años y el más grande de sus hijos ha cumplido ya 23. Kimbor recuerda la región hace 25 años, cuando aún no tenían carretera. "Teníamos que conocer cada lugar de la selva, nadie hablaba en español, entonces no era necesario. Ahora vienen muchos franceses, alemanes, holandeses y mexicanos a ver los murales de las ruinas y a conocer la selva. Por eso aprendí a manejar y a hablar el español".
También hay mayas fuera de México. La frontera entre Chiapas y Guatemala es líquida: el río Usumacinta. Para cruzar hacia el país del quetzal hay que alquilar un viaje en bote en el poblado mexicano Frontera Corozal. La pobreza en Guatemala es evidente; a pesar de que es un importante centro turístico y sede de la reserva biológica más grande de Centroamérica. Es verdad que la belleza natural de la reserva es imponente, pero la pobreza y el descuido en que vive Guatemala no es producto de la negligencia, son secuelas de la guerra y las convulsiones políticas que ha sufrido el país desde hace décadas. Por fortuna, Guatemala sigue estando allí. Mesoamérica fue cuna de una gran civilización que alcanzó los grados más elevados de desarrollo en el mundo indígena del hemisferio occidental. Una civilización adelantada en materia agrícola y en técnicas de hilado y tejido. Trabajadores hábiles del oro, la plata y el jade. Astrónomos y arquitectos ejemplares. Toda esa riqueza es el pasado de un pueblo que hoy trabaja como jornalero y es víctima de la explotación y la repartición tan inequitativa de la riqueza que ellos mismos producen. No debemos olvidar lo que son los mayas: mucho más que una pandilla de profetas sembrando el terror. Hoy, las pirámides, los murales y las ruinas están ahí para ser vistos, los mayas también.