Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, se olvida del “catarrito” y la economía blindada del país. Hoy reconoce, debido al disparo de la inflación hasta 4.64%, que “estamos seriamente preocupados por el alza de esos precios”. Será otra de tantas herencias terríficas del calderonismo.
A causa de cuantiosas importaciones de maíz, trigo y oleaginosas, entre diversos productos, los precios de tortillas, pan blanco, huevos, carne de pollo y una larga cadena de otros alimentos se ha ido a las nubes.
El presidente electo, Enrique Peña Nieto, podría asumir providencias inmediatas para no caer en la situación de algunos países de Europa y decir, como el rey Juan Carlos, que “dan ganas de llorar” en España, donde los abuelos marginados golpean pisos y paredes con cuanto pueden, en su desesperación.
De Felipe Calderón ya no se espera nada. A 31 días de que deje los micrófonos va a terminar como ha sido desde el principio, con discursos vacíos y cargados de falsos éxitos. Ahora le da por hacer chistes de los cuales sólo él ríe, como ése de que no se va a acabar el mundo según una prédica maya, pero se acabará su gobierno.
Carstens anuncia ajustes a la inflación mediante medidas monetarias como podría ser el alza en tasas de interés, restricciones en venta de dólares y vaya usted a saber qué más se le ocurra en su mundo cerrado, de confort y desparpajo.
El titular de Banco de México reconoció el urgente ordenamiento de precios agropecuarios volátiles, lo cual es imposible remediar sólo a través de la política monetaria. Es necesaria la productividad en el campo y “de una vez por todas desarrollar mercados agropecuarios completos…” Eso debió decir Carstens a Felipe Calderón cuando era secretario de Hacienda, a comienzos del sexenio, no en momentos en que el agua nos llega al cuello.
Aún de salida, Calderón Hinojosa debe saber que en los primeros seis meses del año las importaciones aumentaron 45.8%, con récord de mil 951 millones de dólares pagados, informó el clérigo y hoy secretario de Comercio, Bruno Ferrari.
Las compras de maíz amarillo a Estados Unidos -en otros países se destina a la alimentación de animalesfue de 5 millones 928 mil toneladas. Aquí lo hacen tortillas, además de hacer una mezcla criminal con elementos transgénicos. Las cuantiosas importaciones tienen explicación: entre 2000 y 2010, la era panista, la superficie sembrada bajó de 8.4 millones de hectáreas a 7.8 millones. Por ello ha denunciado la CNC, hasta el cansancio, el abandono de la actividad agropecuaria y el éxodo de campesinos.
Lo más importante: ¿es verdad que la Secretaría de Agricultura ha gastado 71 mil 378.3 millones de pesos este año en seis programas para fortalecer competitividad, productividad, innovación y desarrollo sustentable del campo? De ser cierto no se habría registrado el desplome de este año, aun culpando a la reciente sequía.
Por ello debe ponerse atención a estos hechos: del agro vive la tercera parte de la población mexicana y la mitad de la misma padece hambre, 8.9 millones sufren rezago educativo y 8.8 millones no tienen alcances alimenticios, pese a superar la pobreza extrema.
Esto sucede en una nación sumida en graves conflictos y ni poniéndonos la daga en la boca como los corsarios, a sugerencia del rey Juan Carlos, saldríamos del caos de sello panista.
FUERTE ABRAZO a nuestro amigo el caricaturista Luis Carreño, quien con tanto cariño recuerda a su padre, el también caricaturista Jorge Carreño, en su 25 aniversario luctuoso.
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