La próxima visita del Papa Benedicto XVI a Cuba ha generado un clima de tirantez que tiene como actores principales a los gobiernos de La Habana y Washington, la Iglesia católica, la oposición interna y los exiliados de Miami.
El diario Granma, del Partido Comunista, denunció este miércoles la existencia de planes "subversivos" promovidos y financiados desde Miami, Estados Unidos, para que disidentes de la isla ejecuten provocaciones encaminadas a "politizar" el viaje.
Según Granma, desde esa ciudad estadunidense se "han enviado indicaciones precisas, mensajes electrónicos y dinero a elementos contrarrevolucionarios en Cuba para orquestar provocaciones y actos irrespetuosos".
El Papa llegará el día 26 como "peregrino de la caridad", procedente de México, a la ciudad oriental de Santiago de Cuba y, tras oficiar misas en esa ciudad y La Habana y reunirse con el presidente Raúl Castro y la jerarquía católica, culminará su estancia el día 28.
En días previos al viaje, el segundo de un Obispo de Roma a la isla caribeña tras el de Juan Pablo II en 1998, opositores isleños solicitaron entrevistarse con el Santo Padre y la policía desarticuló manifestaciones callejeras con arrestos de decenas de personas.
Entre los detenidos en forma temporal figuraron 70 integrantes del grupo disidente Damas de Blanco, cuya líder, Berta Soler, dijo que fueron advertidas de que no serían admitidas en las misas del pontífice, previstas en Santiago de Cuba y La Habana.
Las féminas opositoras han pedido a la Nunciatura y al Arzobispado de La Habana que intercedan para que el Papa las reciba "al menos un minuto" y así exponerle que han sido víctimas del acoso y la represión gubernamental.
El Departamento de Estado estadunidense condenó "rotundamente" el arresto de las Damas de Blanco y demandó el cese de lo que llamó "intimidación y persecución" a ese grupo fundado en 2003 y Premio Sajarov 2005 del Parlamento Europeo.
En su artículo en forma de editorial, Granma sostuvo que dirigentes del exilio han impartido supuestas orientaciones a los opositores de que "se inserten" como feligreses en diferentes iglesias a fin de crear desórdenes durante las misas.
El vocero oficial también acusó a congresistas cubano-americanos de atacar al arzobispo Thomas Wenski, de la Arquidiócesis de Miami, por organizar la peregrinación de cientos de cubanos residentes en Estados Unidos que desean trasladarse a la isla.
Un hecho que captó la atención internacional fue el desalojo por la policía, a petición del cardenal Jaime Ortega, de 13 personas que ocuparon la semana pasada la Basílica Menor de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, en esta capital, para llamar la atención del Papa.
Al respecto, la ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional expresó su "tristeza y frustración" ante el pedido de desalojo por Ortega de personas que querían difundir varias demandas razonables y justas".
Mediante un comunicado, el Arzobispado de La Habana se pronunció en contra de lo que llamó intentos de convertir los templos en "trincheras políticas".
En medio de este panorama, el arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García, presidente de la Conferencia Episcopal, declaró que la visita del vicario de Cristo profundizará las relaciones entre la Iglesia católica y las autoridades cubanas.
Según el programa de actividades difundido en Roma, el Papa rezará porque los cubanos superen la división, el rencor, la enemistad y se perdonen mutuamente cuando visite el Santuario de Caridad del Cobre, en esa ciudad.
